Los desencuentros entre compañeros de equipo de la Fórmula Uno.
Cuando Alain Prost era ya un exitoso y consagrado piloto, en 1988 Ayrton Senna llegó al equipo McLaren, para ser el nuevo compañero de escudería del francés, quien ya se había sido dos veces campeón del mundo con el equipo británico, en 1985 y 1986.
Prost consideraba muy bien a Senna y por eso dio el visto bueno para la llegada del brasileño, quien había debutado en Toleman y luego se destacara en Lotus.
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Ahí, iba a comenzar a germinar la que ha sido, quizás y sin quizás, una de las más duras convivencias entre compañeros de equipo en toda la historia de la Fórmula Uno, la madre de las batallas en la categoría.
McLaren dominaba ampliamente y prueba de ello es que en ese año sus autos ganaron 15 de los 16 grandes premios disputados, conquistando el inolvidable Ayrton su primera corona mundial en esa temporada.
Pero la convivencia entre ambos se iba haciendo cada vez más difícil y complicada, la cual en 1989 se tornó en una guerra despiadada, marcando una época en el historial de la categoría y dándole a la Fórmula Uno una proyección y difusión que iba mucho más allá de los límites de las pistas y se incrementaba carrera a carrera.
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Uno de los primeros roces en carrera se dio en el Gran Premio de Portugal de 1988, cuando Ayrton encerró a Prost que pretendía superarlo. La situación no pasó a mayores, pero al francés le quedó bien claro los ímpetus y el arrojo de su coequipier.
Allí se declaró la guerra definitivamente, aunque la temporada 1988 no fue tan difícil. Lo peor se estaba gestando y avecinando.
Al año siguiente la situación comenzó rápidamente a deteriorarse, haciéndose insostenible.
La chispa que encendió la mecha fue lo sucedido en Imola, que era la segunda fecha del año.
Se dice que en esa época en McLaren existía un pacto, por el que se tenían que regir los pilotos: el que llegaba primero a la primera curva, mantenía el lugar de privilegio entre ambos.
En la largada, Ayrton llegó adelante a la primera curva, pero la carrera se detuvo por un accidente de Gerhard Berger.
En la segunda largada, Prost llegó primero a la curva 1, pero luego Ayrton lo superó para quedarse con la victoria.
El brasileño adujo que la que valía en realidad era la primera largada, por lo que consideraba que él tenía el derecho a ser el ganador de la carrera.
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Las hostilidades, dentro y fuera de la pista, en los boxes y en el plano personal, se fueron incrementando en forma incesante, dándole al tema una difusión y una exposición que nunca se habían visto antes en la Fórmula 1.
Como llevado por un increíble libreto, todos los factores se fueron sumando para tener un final de temporada infartante.
El autódromo de Suzuka era el escenario de la penúltima fecha del campeonato, a la que Prost llegaba con posibilidades de alzarse con la corona en forma anticipada, mientras que Ayrton estaba obligado a ganar para estirar la definición hasta el último gran premio.
Fiel a sus características, Prost había sido más regular a la hora de sumar puntos, contando con 76 unidades. Ayrton había logrado más victorias, (seis, contra cuatro de Prost), pero había sufrido más abandonos y contaba con 60 puntos.
El brasileño dominaba cómodamente la clasificación. Prost largaba segundo.
Todo hacía presagiar que el gran premio tendría el absoluto dominio del piloto paulista.
Pero Prost largó muy bien y se apoderó del liderazgo, con Ayrton como escolta.
Faltando seis vueltas, Ayrton lanza su gran estocada, intentando superar a Prost en la entrada de la chicana. Pero el francés no aflojó y ambos autos se tocaron, quedando detenidos en la vía de escape.
Prost se bajó. Ahí se terminaba la carrera para los dos, supuso el francés.
Con el abandono de ambos, él era nuevamente campeón.
Pero Ayrton logró que los comisarios de pista empujaran su auto, retomando la marcha.
Todavía le faltaba ganar para estirar la dilucidación de la corona.
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El italiano Alessandro Nannini había heredado el liderazgo del gran premio y contaba con cinco segundos de ventaja sobre Senna.
Ayrton comenzó a limar rápidamente la diferencia, logrando superar al italiano, para terminar ganando, postergando así la coronación de Prost.
Pero, para desgracia del brasileño, las autoridades, lideradas por el francés Jean-Marie Balestre, Presidente de la FIA, decidieron excluirlo porque en la incidencia en la que se produjo el choque con Prost, Ayrton no completó el recorrido de la chicana, retornando a la pista por la calle de escape.
Aún hoy muchos aficionados siguen pensando que todo fue una hábil maniobra del presidente francés de la FIA, en un fallo que favoreció directamente a su compatriota, para adjudicarle la corona mundial en forma anticipada.
Fue un fallo realmente duro en contra de Ayrton, porque no solo le quitaron la victoria y los puntos correspondientes, sino que también le aplicaron una fuerte multa económica, más la suspensión por seis meses, la cual finalmente quedó en suspenso. Si Ayrton reincidía, le sería aplicada en 1990.
Así quedó definido el certamen mundial de 1989 a favor de Alain Prost, quien se calzaba por tercera vez la corona.
Para la temporada 1990, Alain Prost se marchó a Ferrari, dejando atrás dos años de mucha tensión, problemas y desavenencias en el equipo McLaren.
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El destino volvió a unir a Ayrton y a Prost al final del campeonato de ese año, en el mismo circuito de Suzuka.
Ambos contendientes volvieron a chocar.
Pero en esa ocasión, el favorecido fue Ayrton que obtuvo su segundo campeonato mundial con McLaren.
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