Las condiciones climáticas no causan siniestros de tránsito.
En esta época del año es muy frecuente, casi podríamos decir que habitual, que nos encontremos súbitamente con bancos de niebla, en especial en lugares cercanos a cursos de agua (ríos, arroyos, lagunas, cañadas, etc.) y, por supuesto, cerca del mar.
La niebla es un fenómeno meteorológico natural, muy difícil de predecir y es de los que más complica al conductor, sumando una muy importante cuota de riesgo al ya de por sí peligroso tránsito en Uruguay.
Muchas veces escuchamos, leemos o vemos noticias en las que se dice que “la niebla fue la causa de un siniestro de tránsito”.
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Esto no es real. La niebla no provoca el siniestro.
El siniestro se produce por impericia o inconciencia del conductor que no respeta las condiciones climáticas, asumiendo riesgos innecesarios.
Muchas veces por ignorancia y otras por imprudencia.
El riesgo más inmediato de la niebla, es la notoria pérdida de visibilidad, pero no es el único, porque también hay que tener en cuenta que donde hay niebla existe una enorme concentración de humedad, la cual se deposita sobre el pavimento, disminuyendo la adherencia de los neumáticos, incrementando también de esa manera los riesgos. Hay que tener en cuenta además que esas gotas de agua pueden mezclarse con la suciedad propia de las calles y rutas, aumentando drásticamente la falta de adherencia.
A ello se le debe agregar la posibilidad de que los vidrios del auto se empañen debido a la diferencia de temperatura entre el exterior y el interior del vehículo y a la condensación del agua.
Entre las principales recomendaciones que suelen realizar los expertos, expresan que al encontrarse con un banco de niebla nunca se debe frenar bruscamente, porque se puede perder el control del vehículo, pero además se corre el riesgo de ser chocado por el vehículo que transita atrás.
Por eso, como primera medida, lo mejor es disminuir la velocidad paulatinamente y aumentar la distancia con el vehículo que nos precede.
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Una correcta disminución de su ritmo de marcha en esas condiciones, aumentará su capacidad de reacción y puede permitirle evitar una colisión y salvarle la vida.
Nunca hay que encender las luces altas, porque el reflejo del haz lumínico en las gotas de agua que están en suspensión en el aire, provocará un importante reflejo que dificultará aún más la visión por causa del deslumbramiento.
Hay que tratar de lograr la mejor visualización para el vehículo, por lo que se recomienda chequear inmediatamente que estén encendidas las luces bajas y de posición y para aquellos que lo poseen, poner en funcionamiento el sistema de luces anti niebla.
Siempre tenga limpio el parabrisas y la luneta trasera. Ponga de inmediato en funcionamiento los desempañadores.
La condensación de las gotas de agua sobre los vidrios disminuye la visión.
Por eso en esta época es muy importante revisar el estado de las escobillas de los limpiaparabrisas, para que puedan cumplir perfectamente con la función.
Con niebla espesa, jamás, jamás intente sobrepasar a otro vehículo bajo estas escasas y riesgosas condiciones de visibilidad.
Es un peligro mortal, es como entrar en un túnel oscuro con las luces apagadas, no sabe con qué se va a encontrar de frente.
No se debe circular con las balizas encendidas, porque eso puede inducir a otros conductores a error, pensando equivocadamente que hay un vehículo detenido en la ruta, provocando de esa manera maniobras peligrosas.
Tampoco es recomendable estacionarse sobre la banquina de la ruta, porque se corre el riesgo de ser chocado. Muchas veces, un conductor utiliza la banquina para tratar de evitar un choque por lo que ésta debe mantenerse libre y no ser utilizada como estacionamiento.
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Si la niebla es tan espesa que impida la circulación, busque un sitio seguro en el que pueda estacionarse sin riesgo, hasta que mejoren las condiciones de visibilidad y sea más favorable la circulación.
Si tiene que estacionarse imperiosamente en la banquina porque no puede seguir circulando y no encuentra un sitio seguro, encienda las balizas de su vehículo y coloque una baliza tipo “triángulo” a una distancia prudencial, por lo menos 30 metros antes de donde está estacionado.
Al transitar por una zona de niebla, no se impaciente, tome conciencia de los peligros que acechan y no se deje ganar por la ansiedad.
Si trata de salir del sector de niebla lo más rápido posible, es muy probable que no lo logre y que las consecuencias sean nefastas.
También debe tener en cuenta, que dentro de un banco de niebla se pierde la noción de la distancia y de la velocidad a la que va circulando, debido a que no se pueden apreciar puntos de referencia como señales de tránsito o árboles.
Esto puede inducirlo a circular fuera de los límites de lo que los expertos denominan como nivel de seguridad.
Trate de encontrar puntos de apoyo visual, como la línea amarilla central de la ruta, o las líneas blancas laterales.
En estas difíciles y peligrosas condiciones, la atención del conductor debe estar absolutamente centrada en el manejo, con todos los sentidos puestos en ello.
Por eso, trate de evitar distracciones como el uso del celular, fumar, o prestar demasiada atención a radio o a la conversación con sus acompañantes.