Nelson Vicente – Contacto: [email protected]
Hubo un momento en la vida de Frank Williams que tenía que llamar a sus proveedores y compañeros desde una cabina de teléfonos porque la línea de su casa había sido cortada por no pagar las facturas. Desde ahí, desde lo más bajo, Williams construyó una de las escuderías más gloriosas de la historia de la Fórmula Uno y por la que han pasado leyendas como Nelson Piquet, Alain Prost y Nigel Mansell, entre muchos otros.
Williams, hijo de un miembro de las fuerzas aéreas del Reino Unido, demostró una gran pasión por los coches y el automovilismo, lo que le llevó a tocar prácticamente todos los palos de esta industria. Fue corredor y mecánico. Incluso fue comerciante de alimentos, viajando por el Reino Unido, para financiar su trabajo en el deporte.
Pese a los problemas económicos que atravesó, los patrocinios fallidos de Marlboro, la compra y venta de chasis, los accidentes que frenaron su travesía en las categorías inferiores, Williams, tras desligarse de su primer equipo en el que estaba junto a Walter Wolf, consiguió en 1977 fundar Williams tal y como se conoce hoy en día.
Habían pasado 11 años desde que creara Frank Williams Racing Cars para competir en Fórmula 2 y 3, pero este inglés por fin había cumplido su sueño. Williams arrancó en la máxima categoría con un solo piloto aquella temporada, Patrick Neve, que disputó 11 carreras, debutando en el Gran Premio de España, pero no consiguió ningún punto.
Frank solo tuvo que esperar dos años para disfrutar de la primera victoria, lograda en Silverstone 1979, en las manos de Clay Regazzoni. El primer campeonato de pilotos y de constructores llegó en 1980, gracias al australiano Alan Jones.
En apenas unos años, Williams se convirtió en una de las escuderías más poderosas. Hasta 1997, Williams sumó siete Mundiales de pilotos y nueve de constructores, con un total de 113 victorias. Siempre con Frank como director del equipo.
Pero el éxito en las pistas de Williams también estuvo salpicado por sus tragedias personales y profesionales. Uno de los primeros golpes de su vida llegó en Zandvort 1970, cuando Piers Courage, uno de sus primeros pilotos, falleció en la pista.
En 1986, la desgracia miró directamente a Frank, que se quedó en silla de ruedas tras un accidente de coche. El director inglés viajaba desde el circuito francés de Paul Ricard hacia el aeropuerto de Niza cuando el vehículo se salió de la carretera. Sufrió una fractura de la espina dorsal entre la cuarta y la quinta vértebra, tuvo que ser trasladado urgentemente a Inglaterra, donde se le realizó una traqueotomía que le salvó la vida.
Ocho años después, llegó la tercera gran tragedia de la vida de Frank. Ayrton Senna, tres veces campeón del mundo y uno de los mayores talentos de la historia del deporte, se mató en Imola. Era apenas su tercera carrera con Williams. Desde aquello, Williams ordenó que cada coche que diseñaran a partir de entonces siempre llevara un tributo al brasileño.
Williams se mantuvo como director del equipo hasta 2012, cuando decidió dar un paso al lado para que su hija, Claire, se encargara de liderar la escudería. Pese al paulatino declive de la marca, que no gana un campeonato desde el 97 y una carrera desde 2012, la esencia de la misma se mantuvo hasta que en agosto de 2020 Williams fue adquirida por un grupo inversor estadounidense, acabando con la dirección de la familia.
Frank Williams falleció este domingo 28 de noviembre, a los 79 años, tras toda una vida dedicada a este deporte y en la que creó una de las cuatro grandes escuderías de la Fórmula Uno, junto a Ferrari, McLaren y Mercedes.
Informe realizado en base a material de EFE.