Dos décadas sin Gonchi


Gonzalo Rodríguez |
Dos décadas sin Gonchi

La tarde del sábado 11 de setiembre de 1999 permanecerá, lamentablemente, por siempre en mi memoria. Yo iba manejando mi auto, cuando suena el celular. Paro el auto y, al atender, un amigo, Leo Bolaño, compañero de tareas en la 89.3 FM de Pando, emisora en la que yo tenía un programa de automovilismo, me llamó para avisarme que Gonchi había fallecido cuando se desarrollaba la tanda de clasificación correspondiente a la carrera de la categoría norteamericana CART, que se disputaría al día siguiente.

De inmediato se apoderó de mí una sensación inexplicable.

No podía creer lo que había escuchado. Sentía una mezcla increíble de confusión, dolor, bronca, incredulidad, tristeza. No podía ser, tenía que haber un error, seguramente Leo había escuchado mal.

Mi primera reacción fue comenzar a llamar a otros amigos, esperando que alguno me dijera que la noticia estaba equivocada, que no era cierta.

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Pero no, la noticia era cierta, las radios ya la estaban confirmando.

Gonchi había sufrido una salida de pista en la curva del tirabuzón en el circuito californiano de Laguna Seca. Inexplicablemente, el auto saltó como catapultado por encima de la valla de protección y fue a caer en forma invertida, unos diez metros más abajo, quedando con las cuatro ruedas al aire, con Gonchi inerte en su interior. 

Atrás quedaba una vida llevada al límite por Gonchi, buscando siempre ir a más, forjando su ilusión, encarando desafío tras desafío, superando dificultades y adversidades, con mil sacrificios y privaciones, con un espíritu indoblegable, luchando con todas sus fuerzas, sin descanso ni desmayos.

Es habitual escuchar que a los uruguayos todo nos cuesta más. Certera frase que describe lo que fue la permanente lucha de Gonchi para tratar de labrarse un futuro en el automovilismo deportivo internacional, sin importar los sacrificios que debía realizar, ni las privaciones que tenía que soportar. Nada de eso mellaba su espíritu indomable, al contrario, cada dificultad lo blindaba, lo fortalecía y le daba fuerzas para seguir adelante, redoblando esfuerzos y superando adversidades.

Con presupuestos tremendamente acotados, que muchas veces no le alcanzaban para cubrir sus necesidades básicas en el continente europeo. Así fue que dormía en un sofá en casa del camionero del equipo, limitaba sus gastos personales al máximo y se daba idea para poder seguir adelante con su pasión cuando el apoyo económico no llegaba desde Uruguay. Si en una ocasión hasta llegó a esconderse cuando tenía que salir a pista, porque el dinero no había llegado desde Uruguay y no podía cumplir con el contrato. Los responsables del equipo lo fueron a buscar y le dijeron: “Andá a la pista, que del dinero hablamos el lunes”.

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Siempre fiel a su pasión, siempre dispuesto a ir a más, siempre dispuesto a andar a fondo. Siempre a fondo, fiel al planteo que él pregonaba: “Seguí tus sueños”.

Así se fue Gonchi aquella fatídica tarde del 11 de setiembre. Siguiendo sus sueños, sin escatimar nada, brindándose por entero en pos de concretar sus ilusiones, buscando alcanzar sus objetivos, intentando concretar sus proyectos.

Esos proyectos que comenzó a forjar desde niño, como fiel heredero del ADN “tuerca” de su padre, el “gallego” Jorge Rodríguez, quien supo destacarse en varias categorías del automovilismo uruguayo.

Gonchi comenzó, como tantos grandes pilotos, compitiendo en karting en el año 1985, consagrándose campeón nacional, repitiendo el éxito al año siguiente y comenzando a cosechar campeonatos a nivel sudamericano.

Después pasó a la Fórmula Renault uruguaya, donde también fue campeón, sumando más títulos en el karting y logrando el récord de vuelta en el Campeonato Mundial de Kart de 1989 disputado en Francia.

En 1992 pegó el salto al viejo continente, logrando el vice campeonato en la Fórmula Ford de España. Al año siguiente se fue al Campeonato Británico de Fórmula Renault y en 1995 ganaba el Gran Premio de Inglaterra de la Fórmula Renault europea. Luego de dos años en Inglaterra, en 1997 pasó a la Fórmula 3000 Internacional, la categoría que en esa época era la previa al Campeonato Mundial de Fórmula Uno.

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En 1998 lograba su primera victoria, al ganar el Gran Premio de Bélgica disputado en Spa-Francorchamps. Ese año, su participación en el campeonato  terminó con su segundo triunfo, logrado en el Gran Premio de Luxemburgo que tuvo como escenario al legendario autódromo de Nürburgring.

Gonchi quedó tercero en el campeonato, atrás de Juan Pablo Montoya y Nick Heidfeld, dos pilotos que se destacaron posteriormente en la Fórmula Uno. Tal era la calidad y el nivel de sus rivales, a los que él también consiguió vencer.

Así llegó1999, año en el que se abrirían nuevas opciones para Gonchi.

En el verano, aprovechando su estadía en Uruguay, compitió en una carrera de la categoría Copa de las Naciones, logrando la victoria ante encumbrados rivales. Nadie podría imaginar que ese sería su último triunfo en su país.

El primer contacto de Gonchi con la CART fue en Sebring, Florida, en unas pruebas con el equipo Newman-Haas, concretando una destacada actuación, lo que repitió cuando tuvo su primera prueba con el equipo de Roger Penske, también en el mismo autódromo.

Esperando novedades, Gonchi comenzó el certamen de Fórmula 3000.

El sábado 15 de mayo obtenía su resonante victoria en el Gran Premio de Mónaco, un logro histórico e inolvidable, no solamente para el automovilismo deportivo uruguayo, sino también para todo nuestro deporte por la trascendencia que tuvo.

En la CART, debutó en Detroit, con una notable gestión que se vio coartada por una pinchadura cuando podía haberse ubicado en la séptima posición. Terminó undécimo, dejando claras sus condiciones y abriendo la puerta para una futura incorporación a la categoría, la cual se vio coartada por el fatal desenlace acaecido en el circuito californiano.

Su segunda presentación en la CART fue en Laguna Seca.

Hasta allí llegó Gonchi. A partir allí comenzó su leyenda.

NOTA: Nelson Vicente

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