Volkswagen Amarok Test Drive

Tendencia a la perfección

Nota y fotos: Luis César Piedra Cueva – Autoanuario

Amarok,
según la mitología esquimal, es el nombre de un lobo gigante cazador en
solitario. No por casualidad fue la denominación electa para esta pick up,
resultado de una conjunción que combina en perfecta armonía componentes
tecnológicos provenientes de diferentes productos.

Grupo
Volkswagen es uno de los tres mayores fabricantes automotores del mundo, que
procura ocupar el liderazgo global en el 2018. Entre las marcas que lo
componen, además de la propia Volkswagen que es la más voluminosa, se
encuentran las alemanas Audi y Porsche, las de camiones MAN y Scania, Bentley,
Bugatti, Lamborghini, SEAT, Skoda y la italiana de motos Ducati. También es
propietario de acciones de la nipona Suzuki y su última incorporación fue la
del Italdesign Giugiaro.

Si bien cada
una de ellas mantiene su independencia, es evidente que la utilización de
plataformas compartidas entre modelos de sus marcas le ha permitido ejercer un
buen manejo de costos y de producción, factor fundamental para el crecimiento
experimentado por el grupo en los últimos años.

Pero además,
precisamente por la diversidad de sus integrantes, tal vez sea el único
fabricante del sector poseedor de un abanico tan amplio y variado de productos
y por ende, de tecnologías.

Seguramente
fue uno de los aspectos considerados por Volkswagen cuando comenzó a pensar en
el desarrollo de una pick up mediana.

Por ejemplo,
se impulsa con un motor diesel de 2 litros, que gracias a la tecnología
aplicada en los camiones pesados y extra pesados, utiliza un sistema bi-turbo
con el que puede liberar hasta 180 CV de potencia.

Naturalmente
que también de los gigantes del transporte nace el desarrollo de su estructura,
sólida y reforzada, preparada para cualquier tipo de carga y para transitar con
sus casi 2 toneladas de peso por toda clase de terrenos.

Después, de
sus marcas deportivas surge el sistema de triple embrague, acoplado a una caja
de cambios automática de 8 velocidades. Con esta transmisión y un exuberante
torque de 400 Nm disponible a bajas revoluciones, el conjunto mecánico logrado
para la Amarok es uno de los más eficientes del segmento, destacándose en
particular por su bajo consumo de combustible.

Pero también
los lujosos sedán, fabricados por las marcas del Grupo Volkswagen, muestran su
grifa en esta pick up. Un interior sobrio y elegante, construido con materiales
de buena calidad, nada tiene para envidiar a los coches familiares. Cuenta
además con un completo equipamiento que asegura el buen confort, como el
climatizador bi-zona, la pantalla touch para administrar el sistema de sonido y
conectividad, y la dirección con asistencia progresiva. Y en seguridad, además
del ABS off road, ofrece doble airbag frontal y lateral, entre otros tantos
items.

Por lógica,
la carrocería necesaria para contener tanta tecnología debía ser capaz de
manifestarse con un diseño expresivo. Objetivo efectivamente logrado. Basada en
trazados simples, con apenas algunas molduras y pasaruedas voluminosos, la
presencia de Amarok es impactante, con una mirada fuerte y agradable,
ciertamente inconfundible.

El resultado
de toda esta alquimia, es un vehículo dueño de una versatilidad mayúscula.

En un
ambiente cómodo y espacioso, con excelente insonorización, esta gran pick up se
vuelve sumamente dócil dentro del complejo tránsito montevideano. El
comportamiento de la transmisión resulta una maravilla constante, con los
cambios de marcha muy suaves, cortos y con excelentes respuestas permanentes.

Una vez en
ruta, la velocidad es prácticamente imperceptible, puesto que a su aplomado
sistema de suspensión, responsable en buena parte del andar suave y de la
estabilidad, se suma, una vez más, la perfección del conjunto mecánico de motor
y transmisión, que permiten viajar a 120 km/h con el cuentavueltas situado en
torno a los 2.000 giros. Demás está decir que siempre le sobra potencia para
rebasar a otro vehículo, sin padecer ningún tipo de angustia.

En caso de
salir del asfalto, parece moverse en su habitat natural. Sin alterar el
bienestar de sus pasajeros y con el aporte de la doble tracción y de diversos
asistentes tales como el bloqueo electrónico de diferencial o el control de
tracción, permite superar sin zozobras una amplia gama de dificultades,
incluyendo pendientes de hasta 45º de inclinación.

Disfrutable
en cualquier situación, definitivamente, la Volkswagen Amarok no es un camión.
Tampoco es un auto de calle ni un superdeportivo. Pero está claro que de todos
ellos tiene un poco.

Roza la
perfección.