Nelson Vicente – Contacto: [email protected]
A pesar de haber contado solamente con 24 ediciones, la legendaria carrera italiana Mille Miglia se ganó un lugar de privilegio en la historia del automovilismo deportivo mundial, ubicándose, junto a la Targa Florio, que se disputaba en Sicilia, las 24 Horas de Le Mans y la carrera Panamericana de México, entre las más importantes y trascendentes del mundo en su época.
Como otras tantas competencias, la Mille Miglia nació de la idea de un grupo de fanáticos tuercas que pretendían impulsar, en este caso, las carreras de autos en Italia.
A fines del mes de diciembre del año 1926 estaban reunidos Renzo Castegnoto, Giuseppe Mazzotti, Ajmo Maggi y Giovanni Canestrini. Entre los temas de la conversación la prioridad radicaba en la crisis por la que estaban atravesando las carreras de autos, lo cual era motivo de honda preocupación para ellos. Así surgió una alocada idea: organizar una gran carrera que despertara el interés de pilotos y aficionados, por lo que tomando un mapa diagramaron un recorrido entre Brescia y Roma, el que tendría unos 1.600 kilómetros de extensión. Así surgió la carrera y así nació el nombre: Mille Miglia (Mil Millas). Moviéndose rápidamente, lograron armar en apenas tres meses una competencia que iba a quedar en la mejor historia del automovilismo.
El 27 de marzo de 1927 fueron 77 los autos que tomaron la partida desde Brescia, de los cuales 55 lograron culminar la carrera que tuvo como ganadores a Ferdinando Minoia y Giuseppe Morandi, a bordo de un OM (Officine Meccaniche), marca fundada en Milán en 1918 bajo el nombre de Societá Anonima Officine Meccaniche (OM). En 1933 la empresa fue incorporada al grupo industrial Fiat, integrándose a la división camiones de Iveco en 1975. Como date anecdótico, en Uruguay todavía circulan algunos ejemplares del popular camión OM Leoncino.
La leyenda cuenta que era una incógnita saber en cuanto tiempo los participantes lograrían cubrir la distancia establecida, pensando que en esa primera edición iban a demorar varios días, por lo que a la llegada de los ganadores, que solamente demoraron 22 horas en completar el recorrido, no había nadie esperándolos, porque en esa época era casi imposible pensar que pudieran emplear tan poco tiempo para recorrer los 1.600 kilómetros previstos.
Esa es una de las miles de anécdotas que generó la gran carrera, la cual tuvo como ganadores a solamente tres pilotos extranjeros: el alemán Rudolph Caracciola en 1931, Huschke von Hausten (que corrió bajo la bandera nazi) en 1940 y el inglés Stirling Moss en 1955.
Uno de los detalles que caracterizó a la Mille Miglia fue la numeración de los autos. Como forma de facilitar la organización (los autos largaban al estilo actual del rally, pero separados por un minuto entre cada uno) cada participante llevaba pintada en la carrocería la hora de largada, que, en definitiva, era el número que identificaba al auto en la competencia y era de gran utilidad para la organización.
Alfa Romeo quedó como la marca más ganadora, con 11 triunfos, seguida por Ferrari con ocho victorias. Mercedes-Benz consiguió dos éxitos. Las otras tres victorias se repartieron entre la ya mencionada OM, BMW y Lancia.
A lo largo de sus 24 ediciones, la legendaria Mille Miglia fue una fuente inagotable de proezas, éxitos, dramas e incidencias que quedaron plasmadas, de diferentes maneras, en la gran historia de la carrera.
Una carrera que tuvo destacados participantes, muchos de los cuales llegaron a brillar en varias categorías internacionales, incluso en la Fórmula Uno, como el bi campeón mundial Alberto Ascari, Luigi Villoresi y Stirling Moss, el recordado “campeón sin corona”.
El que seguramente fue uno de los grandes ídolos de la afición fue Clemente Biondetti, que pasó a la historia como el máximo ganador de la gran carrera, con cuatro victorias. El italiano ganó en 1938 con un Alfa Romeo, marca con la que también triunfó en 1947. Sus otras dos victorias, en 1948 y 1949, las obtuvo con Ferrari. Biondetti llegó a largar el Gran Premio de Italia de Fórmula Uno de 1950 con un auto fabricado por él mismo, un Ferrari/Jaguar.
Otro piloto que tiene un sitio de privilegio en el automovilismo italiano es Tazio Nuvolari. Ganó la Mille Miglia en 1930 y 1933 con Alfa, año en el que también ganó las 24 Horas de Le Mans.
Por su parte, luego de consagrarse campeón de Fórmula Uno en 1952 y 1953, Alberto Ascari pudo ganar la Mille Miglia en el año1953 con Lancia.
Stirling Moss fue cuatro veces vice campeón de Fórmula Uno y fue el único piloto británico que ganó la Mille Miglia. Lo hizo en 1955 a bordo de un Mercedes Benz 300 SLR.
El inesperado final de la Mille Miglia
El automovilismo deportivo es un deporte de alto riesgo y así lo atestiguan la cantidad de pilotos fallecidos a lo largo de la historia, pero también han fallecido centenares de aficionados.
El abrupto final de la Mille Miglia se debió al accidente ocurrido el 12 de mayo de 1957, cuando a la Ferrari conducida por Alfonso Borja Cabeza de Vaca y Leighton, marqués de Portago, se le reventó un neumático cuando transitaba a unos 250 kilómetros por hora en las cercanías de la localidad de Guidizzolo. El español perdió el dominio del auto, que fue a estrellarse contra los espectadores, provocando la muerte a nueve personas, más el piloto y su copiloto, Edmund Nelson.
Informes y comentarios de la época señalaban que probablemente las causas que desencadenaron el accidente fueron que, para no perder tiempo, no se sustituyó un neumático que no estaba en buen estado, el que, finalmente explotó provocando el fatal desenlace.
Debido a este lamentable incidente, los organizadores decidieron cancelar definitivamente la disputa de la carrera.
Si bien la primera edición de la Milla Miglia se disputó en el año 1927 y la última tuvo lugar en 1957, solamente fueron 24 las ediciones, porque en 1939 no se realizó y desde 1941 a 1946 su disputa fue cancelada por la Segunda Guerra Mundial.