Nelson Vicente – Contacto: [email protected]
Cuando en rueda de amigos surge el tema del automovilismo deportivo, generalmente las conversaciones se vuelcan hacia los grandes pilotos de distintas categorías, tanto a nivel local, como internacional. Y entre esos destacados y laureados pilotos, también generalmente se omite o pasa desapercibido uno que logró coronarse campeón del mundo de Fórmula Uno, un halago que han obtenido solamente un puñado de pilotos a lo largo de los más de 70 años de historia de la máxima categoría.
Y ese piloto es Phil Hill, quien obtuvo el título mundial en 1961 corriendo con un auto de la Scuderia Ferrari.
Hill nació en Miami en 1927, pero cuando era niño su familia se mudó al lejano oeste, por lo que en su niñez y adolescencia vivió en Santa Mónica, California, donde, cuando tenía 12 años, recibió como regalo de parte de una tía un Ford T, que fue el gran entretenimiento de su juventud, porque rápidamente aprendió a desarmarlo y armarlo, metiéndose de lleno en la mecánica. Y fue el chofer de su tía quien lo enseñó a manejar. Pero, a pesar de su gusto por la mecánica, Phil, que era un joven bastante retraído y poco adepto a cosechar amigos, comenzó sus estudios universitarios, los que abandonó para comenzar a trabajar como ayudante de mecánico en un taller de Los Ángeles, cuyo dueño era un piloto de automovilismo que participaba en competencias locales.
De ahí a pensar en comenzar a correr en auto hubo un corto trecho. Con 20 años, Hill debutó en el automovilismo a bordo de un MG de su propiedad. Cuatro años después fallecieron sus padres y con parte de la herencia recibida se compró una Ferrari, con la que comenzó rápidamente a destacarse a nivel nacional en Estados Unidos.
Su camino a la Fórmula Uno no le fue para nada fácil, por más que contaba con destacados y exitosos antecedentes y se había mudado a Inglaterra para estar más cerca de la máxima categoría.
Si bien era un piloto talentoso y sabía conducirse con gran inteligencia en las carreras, de todas maneras era muy inseguro (característica que tenía desde su niñez) y siempre que corría tenía temor que le ocurriera una desgracia. Pero a pesar de todo eso, siguió adelante con su pasión tuerca.
En 1956 logró ser fichado por Ferrari, pero no para la Fórmula Uno, sino para competencias en otras categorías, en las cuales demostró su talento, obteniendo varios triunfos en las 24 Horas de Le Mans y en las 12 Horas de Sebring.
El momento de debutar en la Fórmula Uno le llegó en 1958, pero no fue con el equipo de Maranello.
Su primer gran premio fue el de Francia, en el que corrió con una Maserati 250F, provocando un grave disgusto en el seno de la Scuderia Ferrari.
A pesar de todo, en 1959 Enzo Ferrari decidió integrarlo al equipo de Fórmula Uno. Hill comenzó a concretar buenas gestiones, entre las que se destacó su victoria en Monza en 1960, en lo que fue su primer triunfo en la Fórmula Uno.
Y al año siguiente, obtendría el campeonato mundial.
Phil Hill se consagró campeón del mundo con Ferrari en el año 1961 en una temporada en la que el gran candidato para adjudicarse el título era el alemán Wolfgang von Trips.
En esa temporada, los autos de Maranello tenían una estupenda performance, por lo que la lucha por el campeonato del mundo estaba centrada entre los dos pilotos de Ferrari: el alemán y el estadounidense.
Además, hay que tener en cuenta que era una temporada muy especial, porque luego de muchas discusiones, idas y venidas, marchas y contramarchas, el reglamento técnico obligaba a utilizar motores de un litro y medio de cilindrada.
Solamente Stirling Moss pudo oponerle resistencia a los pilotos de Ferrari, ganando dos de las ocho fechas con un Lotus.
Todo parecía indicar que von Trips iba a lograr el título, pero en la penúltima fecha, el Gran Premio de Italia disputado en Monza, el alemán tuvo un gravísimo accidente, con el fatídico saldo de 12 espectadores fallecidos, además del propio piloto germano.
Hill terminó ganando la carrera, con lo que consiguió los puntos necesarios para consagrarse campeón del mundo, aunque no de la manera que él hubiera querido ni deseado.
La siguiente temporada no fue buena para la escudería, que no pudo obtener buenos resultados, motivando el alejamiento de Hill, quien luego continuó por algunos años más en la Fórmula Uno, en equipos de segundo orden, pero sin poder volver a destacarse.
La trayectoria deportiva del piloto estadounidense Phil Hill no fue de las más destacadas ni exitosas ni recordadas en la historia de la Fórmula Uno. Pero igual le alcanzó para ser campeón del mundo, a pesar de que en su palmarés solamente cuenta con tres victorias, de las cuales dos las obtuvo el año de su consagración.
Trazando un paralelismo, en este punto le gana a Keke Rosberg, campeón mundial con una sola victoria al lograr el título. Pero el finlandés consiguió cinco triunfos en la Fórmula Uno.
Y un caso similar al de Hill es el de Mike Hawthorn, que fue campeón en 1958 logrando una sola victoria ese año y sumando tres triunfos en total en su paso por la Fórmula Uno.