El retorno a la actividad del Campeonato Mundial de Fórmula Uno luego del clásico receso estival, trajo aparejado el resurgimiento de Ferrari, logrando tres victorias en las tres fechas disputadas luego del período vacacional. La primera mitad de la temporada vio al equipo de Maranello sumido en una serie de errores, fallas e indecisiones que privaron a sus pilotos de poder estar en el escalón más alto del podio, cuando bien podrían haber ganado alguna competencia.
En el segundo tramo del campeonato, todo parece haberse revertido y los éxitos obtenidos en Bélgica y en Monza por parte de Charles Leclerc, y en Singapur por Sebastian Vettel, le han dado otra tónica al campeonato y han vuelto a poner a los bólidos rojos en el primer plano de la categoría.
Pero (siempre hay un pero) no todo es perfecto en el seno de la escudería del cavallino rampante.
También te puede interesar: El turno de Vettel
La batalla interna entre sus dos pilotos puede llegar a alcanzar límites insospechados. Una batalla que se veía venir desde el inicio de la temporada, cuando Leclerc comenzó a sobresalir netamente con respecto a Vettel, provocando alguna que otra aspereza dentro del equipo. El monegasco dejó bien claro rápidamente que no se iba a conformar con ser el segundo piloto del equipo detrás del alemán y lo demostró ya desde las primeras fechas, con destacadas gestiones que si no pudieron concretarse exitosamente no fue por culpa del piloto, sino por errores tácticos del equipo o falencias del auto. El pasado domingo en Singapur, Vettel ingresó primero a boxes a cambiar neumáticos. A la vuelta siguiente lo hizo Leclerc, quien al volver a pista quedó atrás del alemán. Leclerc no demoró en plantear su disconformidad al equipo por la táctica empleada, pero los dados ya estaban echados.
Nada pudo hacer el monegasco para plantearle lucha a su compañero de equipo por el liderazgo del gran premio y la victoria quedó en poder del alemán, con Leclerc como escolta.
Para Vettel, la victoria le llegó en un momento justo del campeonato, cuando el monegasco estaba adquiriendo un enorme protagonismo gracias a sus destacadas actuaciones y a las dos victorias logradas consecutivamente.
Para Ferrari fue un momento de enorme alegría, no solamente por confirmar el buen momento del equipo, sino también porque luego de más de dos años la escudería lograba el 1-2 en un gran premio, algo que no sucedía desde Hungría 2017, por intermedio de la dupla Vettel – Raikkonen. También en 2017 ambos pilotos habían tenido idéntico resultado en el Gran Premio de Mónaco. El 1-2 anterior había sido en un ya lejano año 2010, por intermedio de Fernando Alonso y Felipe Massa, cuando en Alemania el equipo ordenó al brasileño que le cediera el primer lugar al asturiano.
También te puede interesar: Podio de Urrutia en Cataluña
Con la victoria de Vettel y el segundo lugar de Leclerc se cerró un capítulo, luego del cual el monegasco ha quedado bastante molesto, lo que permite vaticinar que, de aquí al final de la temporada, el duelo interno en Ferrari va a ser muy atractivo y, seguramente, bastante áspero.
Eso sucede cuando dos pilotos poseen similares condiciones de manejo, una enorme cuota de talento y cuentan con autos de muy pareja performance y tiene una insaciable sed de victorias. Nada nuevo en la Fórmula Uno, por supuesto.
Este resurgir de Ferrari permite ilusionarse con disfrutar de carreras más atractivas, con mayor paridad y emoción.
El próximo domingo se disputará el Gran Premio de Rusia en Sochi. Un circuito en el que Ferrari puede llegar a sentirse muy a gusto, pero seguramente Mercedes y Red Bull se esforzarán al máximo para cortar la exitosa racha de los bólidos de Maranello.
Cuando faltan seis fechas para terminar la temporada, si bien hay un gran número de puntos por disputar, el cómodo liderazgo de Lewis Hamilton en el campeonato parecería no correr peligro, por lo que lo más trascendente puede estar en la lucha por las otras posiciones de privilegio. Valtteri Bottas suma 232 unidades. El tercer lugar lo empatan Max Verstappen y Charles Leclerc con 200 puntos cada uno, mientras que Sebastian Vettel está quinto, con 194 unidades.
Como puede verse, el campeonato está al rojo vivo y no solamente por el color de los autos de Maranello.
