En Porsche, los nombres hacen referencia a las características de cada gama de modelos. Por ejemplo: Boxster es una combinación de motor bóxer y roadster; Cayenne es sinónimo de dureza; Cayman suena a mordacidad y agilidad; Macan aúna agilidad, fuerza, fascinación y dinamismo; y el Panamera, adecuado para largos recorridos, podría haber ganado la célebre y temida Carrera Panamericana. ¿Y el nuevo? El nombre del recién llegado cuatro puertas no puede tener ninguna cifra, como el 911, 718 ó 918. Debe sonar a todo aquello que lo hace deseable. Además, también debe resaltar su valor exclusivo dentro de la familia Porsche. Debe ser un nombre fresco, dinámico, pegadizo.
Nada de neologismos tecnócratas, sino una denominación que transmita un relato emocional y rotundo. Y finalmente un nombre que conjugue tradición, futuro y modernidad. En resumen, que refleje el carácter del vehículo y se asocie inconfundiblemente a la marca Porsche.
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Inventar un nombre para un vehículo sin precedentes: “Es difícil imaginar un desafío más excitante”, afirma Kjell Gruner, Director de Marketing de Porsche. “Un trabajo de precisión, unas letras y un significado que pasarán a formar parte de la historia de Porsche y de la automoción en general”. Gruner habla del primer auto totalmente eléctrico de Porsche. “Este vehículo combinará todas las características propias de los deportivos salidos de Zuffenhausen y deberá satisfacer a los más exigentes; exclusivo, pero no extravagante. Sus virtudes: potencia, rapidez, superioridad y, por supuesto, elegancia”.
“Hemos contemplado todos los aspectos que concurren en la búsqueda de un nombre: automovilísticos, creativos, fácticos, jurídicos y lingüísticos”, explica Michael Reichert, director del proyecto bautismal del Taycan.
“Al final, poner un nombre a un automóvil es una decisión emocional, pero debe basarse en hechos y argumentos. Ello requiere un procedimiento sistemático y un análisis exhaustivo de todos los detalles”, dice Gruner. Es esencial preguntarse qué define al recién llegado y qué impresión causa al observador, al cliente.
En total, los expertos trabajan sobre 600 opciones que, poco a poco, van reduciendo a unas pocas favoritas. Dos hablantes nativos de 23 lenguas distintas examinan el sonido y el significado de los posibles nombres del modelo para descartar sentidos desagradables o inadecuados. Los juristas comprueban minuciosamente los eventuales riesgos de infracción del derecho de marcas, examinan millones de denominaciones registradas en todo el mundo, revisan nombres y localizan a propietarios de derechos de autor. Un trabajo de Sísifo en el que los involucrados invirtieron un año y medio.
En la última fase, los expertos de mercadotecnia eligieron sus nombres favoritos y los presentaron a la Junta Directiva en el tercer trimestre de 2017.
Entonces tomaron la decisión: Taycan.
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Este nombre satisface todos los requisitos fonéticos, legales, creativos, estratégicos y específicos de esta gama de modelos. Aúna dos palabras que proceden del ámbito lingüístico oriental y viene a significar “alma de un caballo joven y vivaz”.
Y así será el primer Porsche totalmente eléctrico: dinámico, impetuoso, vital, capaz de cubrir fácilmente largas distancias sin cansarse, libre. El nombre refleja simultáneamente el origen y el futuro de la marca: el animal plasmado en el escudo de Porsche, expresión de su alma, rumbo a una nueva era del automóvil deportivo. Y, en consonancia con él, el eslogan de la campaña publicitaria: ‘Soul, electrified’. Por otro lado, ‘Taycan’ conecta con muchos idiomas universales. En japonés, por ejemplo, ‘Taikan’ significa algo así como “experiencia orgánica”. La conducción en su forma más electrizante.