Pero además, la línea Onix-Prisma simboliza un cambio de paradigma para la marca, pues su desarrollo implicó una nueva concepción desde todo punto de vista. Y tan importante es, que para encabezar su lanzamiento mundial,
ocurrido en la jornada previa a la apertura del Salón de San Pablo 2012, viajó especialmente desde Estados Unidos el CEO global de General Motors, Dan Akerson. El Test Drive / Impresiones de Manejo que le realizamos al Chevrolet Prisma, nos permitió apreciar en detalle los pilares básicos sobre los que se edificó ese nuevo rumbo.
Indudablemente, el diseño es fundamental. Absolutamente diferente, muestra líneas modernas, con varias zonas musculosas y un frontal muy fuerte, de mirada penetrante. Si bien la parrila es similar a la de los demás modelos de la marca, los faros determinan la diferencia, inclusive por los apliques azulados que lo caracterizan.
Es un auto de buena estatura, con una cintura también elevada. La incorporación del baúl fue bien resuelta por los diseñadores de GM, logrando una armonía estética de sus líneas que rematan por detrás, en la cola bastante alta.
El Prisma utiliza la misma plataforma del Sonic y de la Spin. Gracias a su distancia entre ejes, ofrece un amplio espacio interior, donde todos los pasajeros pueden ubicarse con comodidad, disponiendo además de un baúl que supera los 500 lts. de capacidad. Un nuevo diseño del panel frontal, en los de las puertas y en el cuadro de instrumentos se asocian a la buena calidad de los materiales plásticos y tapizados, para generar un ambiente pleno de confort y comodidad.
Otro componente fundamental en tal sentido, y característico también de la nueva gama, es el sistema My Link, que mediante pantalla táctil de 7” localizada al centro, comanda todas las funciones de audio y conectividad.
Completando el panorama, naturalmente viene dotado de un equipo completo que incluye entre otros elementos, aire acondicionado, dirección hidráulica, vidrios y espejos eléctricos, doble airbag, bloqueo central con remoto y automático en movimiento, frenos con ABS y EBD, sensor trasero de estacionamiento y regulación de altura del volante y del asiento del conductor.
Por cierto que la mecánica no estuvo ajena a la renovación. Para impulsar este importante sedán, Chevrolet reformuló su clásico motor 1.4 de 98 HP que asegura la combinación perfecta de buenas prestaciones y economía en el gasto de combustible.
Impresiones dinámicas
Continuando con los aspectos que marcan la diferencia de esta nueva línea, hay otras virtudes que saltan a la vista luego de poner el coche en movimiento.
El sonido del motor es muy leve, pero además, junto a la eficiencia de una aislación acústica bien concebida, el silencio interior está asegurado. Los asientos, confeccionados en espuma de densidad media, ajustan bien al cuerpo transmitiendo una sensación agradable. Por su parte, entre la amplia visibilidad y la postura de manejo elevada, se ocupan de brindar la dosis de seguridad que cualquier conductor pretende sentir.
El motor se comporta con buena disposición, a partir de un torque interesante de 128 Nm, disponible a 2800 rpm. Gracias a ello, las salidas son ágiles, con opción de utilizar en corto las primeras marchas, para quien guste de ese tipo de conducción. El movimiento de la palanca de cambios es bien amigable, con poco recorrido y enganches muy precisos.
No quedan dudas acerca del logro en la resolución estructural del Prisma, pues los beneficios se notan. Una marcha muy sólida, aplomada, suave y con una serenidad magnífica, habla por sí sola de su arquitectura perfectamente equilibrada.
Por cierto que parte de la responsabilidad le cabe al sistema de suspensión, adecuado a nuestra región, que por un lado absorbe eficazmente las irregularidades de las calles empedradas, mientras que por otro, mantiene el andar confortable sobre superficies lisas.
Atributos sostenidos también en carretera y por encima de los 120 km/h. La estabilidad es impecable en cualquier situación, multiplicando el bienestar de su interior, amplio, silencioso y muy disfrutable, fundamental para los viajes prolongados. En esta situación, comprobamos además la capacidad de recuperación del motor, que puede liberar el plus de potencia necesario para superar a otro vehículo sin nerviosismos.
Definitivamente, en la antítesis de la geometría más pura, este Prisma es un bello producto de la ingeniería Chevrolet que emana confort, diseño, tecnología y seguridad.
Sin dudas un gran auto, atractivo y deseable. Ideal para que en las noches, descanse en su garage.
Nota y Fotos: Luis César Piedra Cueva – Autoanuario
