En el mes de mayo del año 1984, se realizó en el autódromo de Nurburgring un evento para festejar la reapertura del circuito que sería escenario del Gran Premio de Europa de Fórmula Uno, disputándose una competencia “de exhibición” entre caracterizados pilotos de esa época y de años anteriores.
John Surtees, que participó de esa especial competencia y había corrido con Ferrari en 1964, cuando se consagró campeón mundial, le recomendó a don Enzo Ferrari que contratara al ganador de esa carrera, Ayrton Senna, quien ese año había debutado en la Fórmula Uno con el equipo Toleman. “Il Commendatore”, como se le denominaba a Ferrari, le respondió que ya se había fijado en el joven brasileño.
Así comenzaba un idilio entre el piloto paulista y la escudería italiana, idilio que nunca pudo llegar a concretarse.
Ayrton nunca negó su predilección por el equipo Ferrari y a poco de su debut en la Fórmula Uno, ya lo hacía saber: “Ferrari para mí es un mito. Es un equipo al que iría con mucho gusto, trabajan de manera sumamente profesional. Cada vez que una Ferrari sale de los boxes es un momento especial en cualquier autódromo”, comentaba, para agregar luego: “Si un día llegara a existir la posibilidad de ir a Ferrari, me sentiré sumamente feliz. Espero tener la posibilidad de poder conocer personalmente a Enzo Ferrari algún día,” subrayó.
En 1986 se dio esa oportunidad, cuando Ayrton (que ya se destacaba en Lotus) fue invitado a ir a Maranello, donde mantuvo su primera reunión con “Il Commendatore”. Ferrari comentó personalmente que no se había podido llegar a un acuerdo para la incorporación del brasileño en la siguiente temporada, pero dejó flotando la duda sobre la imposibilidad de contratar al paulista.
Para don Enzo, tal vez las pretensiones personales de Ayrton o las exigencias económicas pudieron parecerle desmedidas o fuera de lugar. Ferrari era una persona acostumbrada a poner las condiciones y “marcar la cancha”; no era habitual que él aceptara exigencias, ni que fuera fácil que pudieran imponerle algo. De todas maneras, Ferrari dejaba abierta la puerta para un posible acuerdo, al comentar: “Tengo confianza en que se pueda intentar de nuevo en el futuro”.
Pero esa posibilidad de firmar personalmente un contrato con Ayrton quedó trunca para “Il Commendatore”, que falleció en agosto de 1988, cuando el brasileño ya brillaba en el equipo McLaren y se encaminaba hacia su primer título mundial. De todas maneras, las ilusiones de poder contratar a Ayrton por parte de la escudería se siguieron manteniendo vigentes.
Con la designación en 1989 de Cesare Fiorio (proveniente del exitoso equipo Lancia de rally) como nuevo director deportivo, Ferrari volvió a intentar contratar a Ayrton, pero el paulista tenía contrato con McLaren hasta el final de 1990.
Versiones periodísticas de la época señalan que en ocasión del Gran Premio de Brasil, en marzo de 1990, Fiorio visitó a Senna en su propio domicilio en San Pablo. Luego de una larga reunión, los dos acordaron volver a encontrarse.
El nuevo encuentro fue en ocasión del Gran Premio de Francia, disputado en el mes de julio en el autódromo de Paul Ricard. La cercanía del circuito francés con Mónaco, donde residía Ayrton, posibilitó la segunda reunión con Fiorio en la residencia monegasca del paulista.
Una reunión que podría haber tenido una enorme trascendencia para la Fórmula Uno, porque en ella se logró un acuerdo para que el brasileño se incorporara a Ferrari, mediante la firma de un contrato que ligaría a Ayrton con la escudería italiana para 1991 y 1992.
Todo indica que las gestiones de Fiorio fueron realizadas a título personal por el italiano, sin poner en conocimiento de las mismas a Piero Fusaro, quien era el nuevo presidente de Ferrari y que estaba más interesado por el aspecto comercial y económico que por la parte deportiva. Hay que destacar que a esa altura, la legendaria marca italiana ya era propiedad del Grupo Fiat.
Además, otro aspecto a tener en cuenta era que en ese 1990 Alain Prost, piloto de Ferrari, peleaba el campeonato con Senna, que seguía en McLaren. Cuando Fusaro le comentó a Prost la probable llegada de Senna a Ferrari para 1991, el francés se enfureció. La situación con Fiorio comenzó a deteriorarse rápidamente, complicando la interna del equipo, porque de las últimas ocho fechas de 1990, “El profesor”, como denominaban a Prost, solamente pudo ganar una, lo que se vio reflejado al final del año, cuando el brasileño con su McLaren le ganaba el campeonato mundial a Prost, en otra muy discutida y polémica definición, tomándose revancha de lo acontecido el año anterior, cuando se había coronado el francés, estando ambos en McLaren.
En resumen, Ferrari perdió el campeonato de 1990, Nigel Mansell, decepcionado por el tratamiento recibido, se fue a Williams y luego Fiorio también perdió su empleo como director deportivo.
Fue una época, de drásticos cambios y fuertes reestructuras en Ferrari. En 1991 Fiorio fue sustituido por Stefano Domenicali y Fusaro también se tuvo que ir al ser despedido.
Para sustituir a Fusaro, Luca Cordero di Montezemolo fue designado como nuevo presidente de Ferrari.
Por su parte, todas estas intrigas, idas y venidas, reuniones y entrevistas, le habían servido a Ayrton para consolidar su posición ya de por sí dominante en McLaren, otorgándole una situación absolutamente privilegiada. El brasileño era amo y señor en el equipo británico, con el que en 1991 obtenía su tercer campeonato del mundo.
Pero de todas maneras, el paulista siempre dejaba abierta la posibilidad y la ilusión de incorporarse a Ferrari y casi siempre que lo consultaban volvía a declarar su interés en llegar a Maranello.
El campeonato de 1992 no fue todo lo bueno que esperaba Ayrton. Solamente ganó tres carreras y sumó siete abandonos, quedando cuarto en el certamen. Para 1993 no tenía ningún contrato firmado.
Al final de 1992, en relación a su posible incorporación a Ferrari, el piloto brasileño volvió a comentar que Ferrari le interesaba mucho. Ayrton se había reunido con Niki Lauda (que había sido designado como asesor en Ferrari) pero no llegaron a un acuerdo. El brasileño dijo que Lauda le había comentado que para 1993 Ferrari no podía prometerle un auto competitivo, por lo que el acuerdo entre el destacado piloto y la legendaria escudería seguía postergándose. “Quiero llegar algún día a Ferrari, pero para eso tienen que darse las condiciones adecuadas”, dijo el tri campeón del mundo.
Para 1993 Ayrton intentó incorporarse al exitoso equipo Williams, pero Alain Prost (que iba a ser el campeón ese año) había firmado un contrato que impedía expresamente la llegada del brasileño al equipo, por lo que tuvo que continuar en McLaren, terminando el campeonato como escolta de su acérrimo rival Prost.
En 1994 Ayrton llegó a Williams, pero el auto no era tan efectivo como los dos años anteriores. El brasileño abandonó en las dos primeras fechas de la temporada, sintiéndose verdaderamente frustrado.
El 1° de mayo iba a disputarse, en el autódromo de Imola, el Gran Premio de San Marino, que era la tercera fecha del campeonato.
Cuatro días antes, el 27 de abril, Ayrton y Montezemolo se reunieron en Bolonia en la casa del empresario italiano.
El motivo, como no podía ser de otra manera, era la probable incorporación del brasileño a la escudería de Maranello. Ayrton tenía contrato por dos años con Williams, pero deseaba cancelar el vínculo al final de 1994 para ya correr con Ferrari en 1995.
Las bases del acuerdo quedaron acordadas. Ayrton estaba decidido a cumplir su sueño, sí o sí. Si fuera posible, ya en 1995 y, en caso contrario, esperaría a 1996.
“Tengo tiempo y estoy seguro que correré para Ferrari algún día. Quiero cumplir mi sueño y quizás pueda retirarme campeón en Ferrari”, le comentó Ayrton a sus allegados…
Pero el tiempo se acortó abruptamente ese 1° de mayo en la fatídica curva de Tamburello, con el fatal accidente, cercenando así la ilusión y los sueños de uno de los más grandes pilotos de todos los tiempos.