Jim Clark, el ídolo que se nos fue demasiado rápido


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Jim Clark, el ídolo que se nos fue demasiado rápido

Nelson Vicente – Contacto: [email protected]

El 7 de abril de 1968, mientras disputaba una competencia de Fórmula 2 en el autódromo de Hockenheim, en Alemania, falleció Jim Clark. Jim Clark fue un grande entre los grandes, en una época de notables pilotos, sin tecnologías de avanzada ni asistencias a la conducción y en la que la muerte se hacía presente a menudo.

El piloto escocés fue uno de los más notables pilotos del automovilismo mundial y que, a pesar de su prematura desaparición física, quedó inmortalizado en la historia de la Fórmula Uno.

La trayectoria del “escocés volador”, como se le denominaba popularmente, ha sido de las más destacadas a nivel mundial, porque fue un piloto versátil, que competía al mismo tiempo en varias categorías (algo insólito para el automovilismo de la época actual), consagrándose campeón en varias en una misma temporada, tal como aconteció, por ejemplo, en 1965, cuando se coronó campeón del mundo por segunda vez, sumándole a esa conquista la obtención del título en la Tasman Series (certamen de monopostos disputado en Australia y Nueva Zelanda), del campeonato francés de Fórmula 2 y también del certamen británico de F2.

Por si fuera poco, ese mismo año Clark no se presentó a disputar el Gran Premio de Mónaco de Fórmula Uno, porque junto a su jefe de Lotus, Colin Chapman, habían decidido encarar el desafío de participar en las 500 Millas de Indianápolis, competencia que lo tuvo como ganador, marcando, además un acontecimiento histórico: fue la primera vez que un auto con motor trasero triunfó en la emblemática competencia. También fue la primera victoria de un piloto británico y de un auto inglés.

Clark debutó en la Fórmula Uno con Lotus (el único equipo para el que corrió durante toda su trayectoria), el 6 de junio de 1960 en el Gran Premio de Holanda. No fue un buen debut, porque tuvo que abandonar. Ese año, en Portugal, terminó tercero, logrando el primero de los 32 podios que consiguió en Fórmula Uno.

La primera victoria fue en Spa-Francorchamps, en 1962, año en el que terminó como vice campeón.

En 1963 Clark obtuvo su primer título mundial en forma impresionante e inapelable: ganó siete de las 10 fechas, subiendo al podio en nueve grandes premios.

En 1963, así festejaron Jim Clark y Colin Chapman la obtención del primer título mundial del piloto, que también fue el primer campeonato del constructor, nada más ni nada menos que ante los tifosi ferraristas en Monza.

La segunda coronación fue en 1965, otra temporada excepcional para el escocés, en la que logró seis victorias, cinco de ellas consecutivas.

Siempre se dijo (en tren de especulaciones) que de no haber sido por la fragilidad de los Lotus, el escocés bien podría haber obtenido algún título mundial más, porque era un piloto con un estilo de manejo muy peculiar, sin exigir al auto en demasía, sin castigarlo, llevándolo con sutileza y una técnica inigualable, lo que le permitía sacarle la máxima performance a un auto que, muchas veces, no estaba a la altura de los de sus rivales, pero él se las ingeniaba para llegar primero a la meta.

A lo largo de su corta pero destacada y exitosa trayectoria, Jim Clark fue un protagonista de primerísimo nivel en el Campeonato Mundial de Fórmula Uno, con actuaciones memorables, que han perdurado en el recuerdo.

Cuando falleció, el escocés tenía 32 años de edad y, se esperaba que continuara muchas temporadas más en la Fórmula Uno, para seguir cosechando triunfos y títulos.

Siempre corrió con Lotus y junto a su mentor, Colin Chapman, formaron una exitosa e indisoluble unión, como pocas veces se vio en la categoría.

La temporada de 1965 fue excepcional y marcó un hito histórico en el certamen mundial: se coronó campeón del mundo en forma invicta.

Ese año, para definir el título se tomaban los seis mejores resultados de cada piloto.

Clark ganó la fecha inaugural en Kyalami, pero no se presentó a la segunda, que era el Gran Premio de Mónaco, porque fue a correr las 500 Millas de Indianápolis. Cuando se reintegró al mundial ganó en forma consecutiva las cinco fechas siguientes, por lo que, al triunfar en Nürburgring obtuvo la sexta victoria de la temporada, coronándose anticipadamente.

Por el contrario, esa ausencia en Mónaco tal vez lo privó de triunfar en el Principado. Esto no es un detalle sin importancia, ni tampoco irrelevante, porque, a pesar de todos sus éxitos, Clark nunca pudo ganar en Mónaco.

Su fallecimiento en Alemania

En 1968 hubo un largo lapso entre la fecha inaugural de la Fórmula Uno y el segundo gran premio de la temporada. Clark ganó esa primera carrera que se disputó el Kyalami, la que marcó su victoria número 25 en la máxima categoría, quebrando de esa manera el récord que ostentaba junto a Juan Manuel Fangio, de 24 triunfos.

El escocés siempre se caracterizó por su manejo pulido y virtuoso, por lo que no era habitual que estuviera involucrado en accidentes.

Por eso, la mayor parte de las opiniones y los comentarios con respecto a su fatal accidente en Alemania apuntan a un problema mecánico, algo que solía ser bastante habitual en los Lotus de aquella época.

Ese fatídico fin de semana Jim podía elegir entre disputar la carrera de los 1000 Kilómetros de Brands Hatch o correr en el Deutschland Trophäe de Fórmula 2 en Hockenheim, que fue por la que, finalmente, se decidió.

Era una carrera sin mayor relevancia, pero que contaba con varios pilotos de primer nivel, destacándose que el jefe del equipo, Colin Chapman, no estaba presente.

Antes de la largada, el escocés dialogó con su mecánico, dándole a entender que iba a tomarse la competencia con mucha calma y sin mayores exigencias.

“No esperes nada de mí hoy, solo infórmame sobre en qué posición  estoy en la pista y cuántas vueltas van quedando para el final”, expresó el escocés antes de subirse al auto.

La muerte lo esperaba emboscada en la quinta vuelta de la primera de las dos series de las que constaba la carrera alemana, cuando una rueda trasera desinflada le hizo perder el control del auto, que salió despedido hacia los árboles, provocando un brutal impacto que le provocó la muerte.

Así culminaba trágicamente la trayectoria de quien, indudablemente, ha sido uno de los más destacados pilotos del automovilismo mundial.

En la Fórmula Uno Clark disputó 72 grandes premios, de los cuales ganó 25. Subió al podio 32 veces y largó desde la pole position en 33 carreras.

Fue campeón del mundo en 1963 y 1965 y vice campeón en 1962, culminando en el tercer lugar en 1964 y 1967.

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