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El Autódromo Nacional de Monza es uno de los circuitos más conocidos, populares y emblemáticos en el ámbito de los deportes motorizados a nivel mundial, más allá de categorías o modelos de autos o de motos.
Monza es mucho más que un circuito, es una forma diferente de vivir la pasión tuerca, algo que se nota y queda de manifiesto en la previa de un gran premio, en la emoción y la expectativa que se generan en todos y cada uno de los aficionados que se dan cita para disfrutar de una de las mayores fiestas de los deportes motorizados a todo nivel.
Además, es el circuito más antiguo de todos los que se utilizan en el Campeonato Mundial de Fórmula Uno y fue el escenario de todas las ediciones del Gran Premio de Italia, excepto la del año 1980, que se disputó en el circuito de Imola porque Monza estaba en reparaciones.
Monza fue inaugurado en el año 1922, luego de solamente algo más de tres meses de trabajos de construcción y fue una obra del Automóvil Club de Milán.
Desde el inicio fue una pista muy especial, que disponía de una extensión de 10.000 metros, entre los dos circuitos diagramados, uno mixto, de 5.500 metros, y otro, tipo óvalo, de 4.500 metros de extensión.
En sus orígenes funcionaba como pista de pruebas para diferentes marcas de la creciente industria automotriz italiana.
Su muy especial diagrama, sumamente veloz, que permitía alcanzar grandes velocidades, le valió la denominación popular de la “catedral de la velocidad” la que se mantiene vigente hasta ahora.
Otro de los aspectos más destacados del circuito original era la parte peraltada, la que permitía que los autos, que no eran muy potentes en aquellas épocas, pudieran desarrollar más velocidad en las curvas.
La leyenda negra de Monza se inició el mismo día de la inauguración, cuando falleció el piloto alemán Gregor Kuhn. Lamentablemente, la lista de pilotos fallecidos fue creciendo desmesuradamente con el correr de los años, incluyéndose, algunas veces, a los aficionados.
Uno de los accidentes más graves ocurrió en 1927, cuando perdió la vida el piloto Emilio Materassi junto a 27 espectadores.
En los tiempos modernos, es bien recordado el accidente de Jochen Rindt en 1970, que le provocó la muerte. A pesar de no haber terminado el campeonato, Rindt igual logró el título, por lo que el austríaco es el único piloto coronado post mortem en la historia de la Fórmula Uno.
Con el pasar de los años se fueron desarrollando mayores medidas de seguridad, intentando de esa manera reducir los riesgos que presentaba el veloz circuito, colocando chicanas y variando el diseño de algunas curvas con la finalidad de proteger de la mejor manera posible la integridad física de los pilotos.
Entre los pilotos más exitosos en Monza se destacan Michael Schumacher y Lewis Hamilton, quienes han logrado vencer en cinco oportunidades cada uno.
Ferrari es la marca más ganadora, con 19 victorias, la primera en 1951 y la última en 2019. McLaren ha logrado 11 triunfos y Mercedes suma siete éxitos hasta el momento.
Como motorista, Ferrari tiene 20 victorias, porque en 2008 el alemán Sebastian Vettel ganó en Monza con un Toro Rosso, equipado con motor Ferrari.
Un autódromo no muy favorable para los pilotos italianos
La primera vez que se disputó una carrera en el Autódromo Nacional de Monza fue el 3 de setiembre del año 1922 y el ganador fue el italiano Pietro Bordoni con un Fiat.
A partir de ese momento, salvo algunas excepciones, la “catedral de la velocidad” fue el escenario de los grandes premios disputados en Italia en esa época anterior a la creación del certamen mundial de la Fórmula Uno.
El primer gran premio de Fórmula Uno disputado en Monza fue el de 1950.
Fue un gran premio histórico, que culminó con la victoria del italiano Giuseppe “Nino” Farina con un Alfa Romeo, quien en esa última carrera de la temporada logró el primer título mundial de la Fórmula Uno moderna.
Fue una fiesta completa para los tifosi: un piloto italiano, ganando “su” gran premio, con un auto italiano y, por si fuera poco, coronándose campeón del mundo.
Al año siguiente, Alberto Ascari le dio la primera victoria a Ferrari en Monza. Fue otro momento histórico, porque José Froilán González completaba el 1-2 para la escudería italiana.
En 1952 volvió a ganar Ascari, encabezando un podio totalmente ferrarista, con Luigi Villoresi como escolta y Farina tercero.
Sin dudas, uno de los días de mayor gloria para el automovilismo italiano: tres pilotos locales en el podio de Monza y, nada más ni nada menos, que con Ferrari.
A partir de ese momento comenzó una larga espera sin triunfos de pilotos italianos, la que se cerró en 1966, cuando Ludovico Scarfiotti logró la victoria a bordo de una Ferrari.
Pero desde entonces, el gran premio italiano le ha sido absolutamente esquivo para sus pilotos, que no han vuelto a triunfar.
Un circuito con una amplia trayectoria
El Autodromo Nazionale di Monza, tal su denominación en idioma italiano, es un emblemático circuito que es muy conocido por albergar al Gran Premio de Italia de Fórmula Uno, el que es, sin lugar a dudas, una de las mayores fiestas del automovilismo mundial y quienes hemos tenido la oportunidad de vivirlo directamente, hemos quedado con un imborrable recuerdo.
Pero además, Monza también ha sido la sede de otras caracterizadas competencias, como los 1000 Kilómetros de Monza, el Gran Premio de Italia de Motociclismo, el Mundial de Superbikes y carreras de categorías promocionales como la F3000 Internacional, GP2 Series, FIA F2, GP3 y la F3 Británica entre otras.