El cierre de la temporada del Campeonato Mundial de Fórmula Uno tuvo un final apasionante y, prácticamente, inesperado por la forma en la que se definió el Gran Premio de Abu Dabi, lo que trajo aparejada también la consagración del nuevo campeón, Max Verstappen del equipo Red Bull, postergando las aspiraciones de Lewis Hamilton y el Mercedes-AMG F1 Team.
El final del certamen estuvo acorde a lo que aconteció a lo largo de todo el año, con los dos grandes protagonistas llegando al circuito de Abu Dabi en igualdad de puntos, lo que le otorgaba a la fecha de clausura de la temporada una atracción impresionante.
Y la dilucidación del campeonato pareció sacada de la mejor película de suspenso que se pudiera imaginar, con esa vuelta final en la que Verstappen pudo superar al líder Hamilton para arrebatarle el triunfo y la corona mundial.
Hamilton sufrió en carne propia lo que, seguramente, debe haber padecido Felipe Massa en el año 2008, cuando en el Gran Premio de Brasil cruzó la línea de llegada en primer lugar, comenzando a disfrutar la conquista del campeonato mundial, pero en la última curva Hamilton logró superar a Timo Glock, ubicándose quinto y sumando los puntos necesarios para consagrarse campeón.
Ahora, en Abu Dabi, la situación fue diferente, pero también contó con más protagonistas además de los dos que peleaban por el título.
El primero fue Nicholas Latifi, que al estrellarse con su Williams contra el muro en la vuelta 54 provocó la neutralización del gran premio.
El segundo fue Michael Massi, el director de la carrera, que en un primer momento no autorizó que los rezagados pudieran recuperar la vuelta perdida, lo que le daba una ventaja a Hamilton, que tenía varios autos entre él y Verstappen, pero ya sobre el filo del tiempo máximo permitió que lo hicieran, lo que posibilitó que el neerlandés se ubicara inmediatamente detrás del británico.
Otro gran protagonista fue Sergio Pérez, no solamente por el trabajo que hizo en algún momento en la pista, soportando el ataque de Hamilton con la finalidad de que Verstappen pudiera acercarse, sino por su obediencia al acatar la orden de abandonar la carrera que le dio el equipo Red Bull, cuando el mexicano iba rumbo al podio.
Lo que pasó fue bien sencillo. En Red Bull sabían que el motor del auto de Pérez podía romperse en cualquier momento y ese podría ser el peor escenario para Verstappen. El neerlandés había cambiado neumáticos cuando estaba la carrera neutralizada y se disponía a atacar con todo a Hamilton en el final de la carrera, tal como sucedió. Si el auto del mexicano llegara a detenerse en la pista, podría obligar a que la carrera no se reanudara y que Verstappen no pudiera pelear por la victoria. Por eso, Red Bull le indicó a Pérez que se fuera a boxes, sacrificando su lugar en el podio, para evitar cualquier problema que perjudicara las posibilidades del neerlandés de ir por la victoria y el campeonato.
Así, Red Bull “se curó en salud”, evitando un importante riesgo, incluso sacrificando la posibilidad de lograr el título de constructores, que quedó en manos de Mercedes.
Y otro protagonista fue Valtteri Bottas, aunque no asumió el protagonismo (valga el contrasentido) que algunos pensaron (y otros desearon) que tuviera.
El finlandés prácticamente nunca estuvo en carrera y no logró llegar a las posiciones de vanguardia en la que fue su última carrera en Mercedes, por lo que sacrificarlo teniendo en cuenta la posibilidad de que Hamilton se consagrara nuevamente campeón era una opción que la escuadra germana finalmente desestimó.
Todo parecía muy sencillo de realizar, pero no llegó a efectivizarse. Si a poco de reiniciarse la carrera en esa histórica vuelta final, el Mercedes de Bottas hubiera quedado detenido en la pista, el gran premio no se hubiera relanzado, Hamilton habría terminado primero y se hubiera consagrado campeón nuevamente.
Pero los dirigidos por Toto Wolff apostaron al fair play, decidieron que el gran premio (y el campeonato) tuvieran una normal definición y no reñida con el verdadero espíritu deportivo que debe reinar en una competencia.
Y así culminó la temporada. Verstappen ganó la última fecha, se consagró campeón del mundo y Mercedes logró, por octava vez consecutiva, el título de constructores.