Gilles Villeneuve, una leyenda de la Fórmula Uno


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Gilles Villeneuve, una leyenda de la Fórmula Uno

En el ámbito del automovilismo deportivo mundial, como en todos los deportes, hay destacados personajes cuyo nombre por sí solo ya implica un reconocimiento total de los aficionados. Ejemplos abundan y sobran: Niki (Lauda), Ayrton (Senna) Jackie (Stewart), entre otros.

Y en ese selecto núcleo de grandes pilotos que supieron conquistar éxitos y títulos, está el de un canadiense, que si bien no pudo llegar a consagrarse campeón del mundo, de todas maneras supo ganarse un lugar de privilegio entre los fanáticos del automovilismo y, muy especialmente, entre los millones de tifosi de la Scuderia Ferrari: Gilles Villeneuve.

Con solo pronunciar Gilles, a muchos nos viene a la memoria el recuerdo de un piloto carismático, que siempre iba a más, que tal vez muchas veces no sabía (o no podía) controlar el ritmo de marcha por causa de su entusiasmo y su vehemencia. Un piloto que lo daba todo en cada carrera, que se entregaba por entero, impulsado por una incontenible pasión.

Una incontenible pasión que no sabía de límites ni claudicaciones, que muchas veces lo llevó a cometer excesos, el último de los cuales ocasionó su fatal accidente en la clasificación del Gran Premio de Bélgica de 1982, que tuvo como escenario al autódromo de Zolder. 

Joseph Gilles Henri Villeneuve, popularmente conocido como Gilles Villeneuve, nació en enero de 1950 en el pequeño pueblo de Saint-Jean.sur-Richelieu, en Quebec, Canadá.

Gilles comenzó a despuntar su pasión por la velocidad compitiendo en carreras de motos de nieve en Quebec y posteriormente comenzó a tomar parte en competencias de automovilismo con su auto particular, un Ford Mustang de 1967.

El canadiense siempre recordaba con gran afecto su paso por las carreras de motos de nieve, en las que concretó una exitosa trayectoria, llegando a ganar el Campeonato Mundial de Motonieve de 1974.

Además, comentaba la importancia que tuvieron para él aquellas competencias, señalando la peligrosidad que tenían al expresar: “No era nada fácil tener el control y había que andar con mucho cuidado, porque no era nada bueno ser arrojado contra el hielo a 100 millas por hora”. Y luego agregaba: “Esas motos se deslizaban mucho, por lo que eso me sirvió para aprender a tener el control en situaciones extremas. Además, a menos que fueras liderando, la visibilidad era malísima, porque prácticamente no se podía ver nada bajo la nieve que volaba. Eso me enseño y me sirvió para correr bajo lluvia”.

En 1977 tuvo su debut en la Fórmula Uno, al correr el Gran Premio de Gran Bretaña con un McLaren. Y sobre el final del año firmó contrato con Ferrari, disputando las dos últimas fechas de la temporada, permaneciendo en la escudería italiana hasta el día de su muerte.

La fatídica tarde en Zolder

El fatal desenlace de la vida de Gilles Villeneuve comenzó a gestarse en el Gran Premio de San Marino de 1982. Ese día, el canadiense iba liderando la competencia y todo indicaba que iba a llevarse el triunfo, escoltado por su compañero de equipo Didier Pironi. Pero el francés desobedeció las órdenes de boxes y en la última vuelta le arrebató el liderazgo y el triunfo a Villeneuve. Para Gilles, eso fue un golpe durísimo, lo consideró una traición de Pironi y juró vengarse con todas sus fuerzas. Las dos semanas siguientes, luego de una durísima discusión con Pironi, Villeneuve se mostró sumamente tenso, preocupado y demasiado nervioso para lo que era habitual en él. 

El sábado 8 de mayo estaba finalizando la clasificación para el Gran Premio de Bélgica en Zolder. Gilles estaba decidido a demostrar que era más veloz que Pironi, pero no podía marcar un mejor tiempo que el del francés. Ya con los neumáticos bastante gastados, encaró a fondo una vuelta más, sin tener en cuenta las indicaciones del equipo Ferrari que le indicaban entrar a boxes.

En la mitad del circuito aproximadamente, Gilles transitó velozmente una rápida curva a la izquierda y vio que más adelante un auto circulaba lentamente. Era el March de Jochen Mass. Era el momento de tomar una drástica decisión, frenar o seguir acelerando. El canadiense no levantó el pie del acelerador y eligió superar a Mass por la derecha, el mismo lugar hacia el que el alemán llevó su auto para dejarle el resto de la pista libre a Gilles.

El impacto fue tremendo, a 230 kmh y Gilles salió despedido de su auto, quedando inerte en medio de la pista.

Gilles disputó 68 grandes premios, logrando seis victorias. Subió al podio 13 veces, logró dos pole positions y ocho récords de vuelta en carrera.

En 1979 fue vice campeón del mundo, escoltando a su compañero de equipo Jody Scheckter. El sudafricano logró 51 puntos netos, mientras que el canadiense quedó en segundo lugar con 47 unidades.

El hijo consiguió lo que el padre no pudo

Jacques Villeneuve se consagró campeón del mundo de Fórmula Uno en el año 1997 con el equipo Williams, “saldando una deuda” que había quedado pendiente por parte de su padre Gilles, que a pesar de haber tenido una destacada y exitosa trayectoria en la máxima categoría, no pudo llegar a calzarse el cetro de campeón mundial. A pesar del duro golpe por el fallecimiento de su padre cuando él tenía 11 años, Jacques continuó con la pasión de Gilles. Jacques debutó en la Fórmula Uno en 1996 con el equipo Williams y al año siguiente se consagró campeón. Disputó en total 166 grandes premios, sumando 11 victorias, 23 podios, 13 poles y nueve récords de vuelta.

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