En el ámbito de los deportes motorizados no siempre es fundamental ser un gran piloto para poder lograr un lugar de privilegio en la historia.
Tal es el caso de Anthony Colin Bruce Chapman, conocido popularmente como Colin Chapman, quien fue uno de los más destacados y exitosos diseñadores y constructores de autos, con trabajos realmente innovadores, que llevaron a que el equipo que él fundara, Lotus Team, fuera uno de los grandes protagonistas de una época dorada del Campeonato Mundial de Fórmula Uno.
Pero además de sus éxitos deportivos, Mr. Chapman también fue un exitoso diseñador y constructor de automóviles de calle, con notables y recordados vehículos que marcaron claramente su destacada gestión en el ámbito de la industria automotriz británica, pero hoy vamos a dedicarnos a recordar su actividad deportiva.
Chapman estudió ingeniería estructural en Londres, siendo un apasionado por los aviones, por lo que llegó a ser piloto de la Real Fuerza Aérea.
Sus conocimientos de ingeniería y de aviación fueron elementos fundamentales en la creación de sus autos. Fue un visionario que supo aplicar en gran forma su inventiva y sus conocimientos, creando el famoso “efecto suelo”, las suspensiones traseras ancladas directamente a la caja de cambios, el chasis monocasco y el sistema de suspensiones activas, entre otros.
En su juventud fue un exitoso piloto en carreras regionales, e incluso llegó a clasificar para el Gran Premio de Francia de Fórmula Uno de 1956, con un Vanwal, pero no pudo largar por un accidente sufrido en la clasificación.
Chapman fundó Lotus Cars en 1952, dedicándose a los autos deportivos, siendo esa la génesis del equipo de Fórmula Uno, el que debutó en 1958. Sus primeros autos de calle tenían una característica muy especial: debían ser ligeros, pequeños y sencillos y uno de sus modelos más notables fue el recordado Lotus Seven creado en 1957.
En la Fórmula Uno, Chapman fue un absoluto innovador, con desarrollos notables y muy novedosos, que luego fueron aplicados por otros constructores. Fue casi que un maniático en busca de lograr el menor peso posible en sus autos, algo que muchas veces le costó fiabilidad, comprometiendo la propia integridad de los autos, al llevar la resistencia de los materiales hasta el límite, provocando duras consecuencias, debido, justamente, a la fragilidad con la que quedaban los materiales.
Como fundador y director del equipo Lotus, diseñando sus propios autos, logró los mayores éxitos a los que puede aspirar un fanático de la Fórmula Uno, peleando cabeza a cabeza con las grandes escuderías, la mayor parte de las cuales contaban con firmes apoyos de las grandes marcas automotrices. Tuvo sus grandes momentos de éxitos, cosechando triunfos y campeonatos, glorias y reconocimientos, como muy pocas personas han logrado en la Fórmula Uno. Sin ninguna duda, marcó una época en la máxima categoría, transformándose en un gran referente. Amado o cuestionado, Chapman fue un genio.
La vida de Colin Chapman estuvo jalonada por infinidad de grandes momentos, plenos de éxitos y glorias, pero también tuvo varios sinsabores, tragedias e infortunios.
Sin lugar a dudas que el peor momento para el célebre diseñador y constructor británico fue el del fallecimiento de su piloto preferido, Jim Clark, quien murió el 7 de abril de 1968 cuando disputaba una carrera de la categoría Fórmula 2, la que se desarroló en el autódromo de Hockenheim, en Alemania. Pocas veces se ha visto una amistad tan intensa entre un jefe de equipo y su piloto como el caso de Chapman y Clark. La desaparición física del “escocés volador” como se conocía a Clark, pegó duro en el ánimo y en el espíritu de Chapman, quien juró que nunca más volvería a ser amigo de un piloto.
Un mes más tarde, la tragedia volvía a enlutar a Chapman, con la muerte de Mike Spencer, en Indianápolis, conduciendo un Lotus.
En 1970 la desgracia volvió a visitar al equipo Lotus. Jochen Rindt falleció durante el Gran Premio de Italia en Monza. Ese fue el único caso en la Fórmula Uno en el que un piloto se consagró campeón del mundo post mortem.
En 1978, otra vez en Monza, la tragedia volvió a hacerse presente al producirse la muerte del sueco Ronnie Peterson.
Ese año, Mario Andretti se consagró campeón del mundo con Lotus, logrando así el último título para el equipo.
Si en la historia de la Fórmula Uno existen los lugares reservados para los grandes protagonistas y referentes de la categoría, uno de los sitios más destacados deben ocuparlo sin dudas Lotus, Colin Chapman y Jim Clark.
El “escocés volador”, tal como se lo conocía popularmente, fue uno de los mejores pilotos de todos los tiempos, teniendo la particularidad de que siempre corrió exclusivamente con el equipo Lotus. Clark disputó 73 grandes premios y fue campeón mundial en 1963 y 1965. Obtuvo 25 triunfos, 33 pole positions, 28 vueltas rápidas y subió al podio en 32 ocasiones. También ganó las 500 Millas de Indianápolis de 1965, por supuesto, con un Lotus.
En total, el equipo Lotus disputó 491 carreras, de las cuales ganó 79, con 161 podios, 107 pole positions y 71 récords de vuelta.
Fueron siete los campeonatos de constructores conquistados, habiendo obtenido también seis títulos de pilotos.