El fin de semana maldito en el autódromo de Imola


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El fin de semana maldito en el autódromo de Imola
Ayrton Senna a bordo del Williams, poco antes de salir de boxes. Foto: EFE.

El Gran Premio de San Marino se desarrolló el fin de semana del 29 de abril al 1° de mayo de 1994 en el autódromo Enzo y Dino Ferrari de la ciudad de Imola. Fue un fin de semana trágico, fatal, funesto, o como se le quiera denominar. Fue un fin de semana como pocos en la historia del Campeonato Mundial de Fórmula Uno, plagado de terribles accidentes, dos de los cuales se llevaron la vida de dos pilotos: el tri campeón del mundo Ayrton Senna y el austríaco Roland Ratzenberger.
Por supuesto que la mayor parte de los aficionados deportivos recuerdan claramente el fallecimiento de Ayrton, uno de los mejores pilotos de toda la historia de la Fórmula Uno y un auténtico ídolo que tenía fanáticos en todo el mundo. Por otro lado, la muerte del austríaco, que iba a disputar su tercera carrera en la categoría, quedó en parte eclipsada por el fallecimiento del gran campeón brasileño.

El desgraciado fin de semana comenzó con el grave accidente sufrido por Rubens Barrichello el viernes. En la primera tanda de entrenamientos libres, el brasileño llegó a demasiada velocidad a la “Variante Bassa”, perdiendo el dominio de su Jordan, golpeando contra el muro, quedando inconsciente. Sufrió una fractura en su nariz y otra en el brazo derecho. Incluso, durante mucho tiempo tuvo amnesia debido al fuerte golpe. Hace algunos años, en una entrevista, Rubinho llegó a reconocer que ni siquiera se acordaba que había llevado el féretro de su gran amigo Ayrton. Solamente lo recordaba cuando miraba las fotos. 

Personal de seguridad asiste a Rubens Barrichello. Foto: archivo.

El sábado, la jornada iba a tener peores consecuencias. En la clasificación, el auto del novel equipo Simtek que conducía Ratzenberger perdió el alerón delantero cuando circulaba a más de 300 kilómetros por hora en la curva Villeneuve. El golpe de lleno contra el paredón fue brutal, la tremenda desaceleración le provocó graves lesiones al austríaco, que falleció instantáneamente. Ratzenberger tenía presupuesto para solamente las cinco primeras fechas del año.  

Estos incidentes calaron muy hondo en Ayrton Senna. El paulista vio el accidente del austríaco desde boxes y fue en un auto particular hasta el lugar del golpe, lo que provocó que fuera sancionado. Ayrton quedó muy afectado por todo lo ocurrido y, junto a otros pilotos, pidió que el gran premio no se disputara, pero su petición no fue aceptada. Era la primera muerte en un gran premio de Fórmula Uno desde el fallecimiento de Riccardo Paletti en el Gran Premio de Canadá de 1982. Esa noche, el brasileño habló telefónicamente con su novia Adriane Galisteu y le comentó que tenía un mal presentimiento y que si pudiera, no correría al día siguiente.

Roland Ratzenberger falleció el sábado, en la tanda de clasificación. Foto: archivo.

El domingo, los allegados a Ayrton lo notaron distinto, preocupado, se comportaba diferente a lo que era usual en él. Hasta se diría que lo notaban frágil y desanimado. Varios periodistas destacaron ese estado de ánimo de Ayrton. Al llegar al box ni siquiera bromeó con sus mecánicos, algo que era habitual en él.

Su gran amigo, el doctor Syd Watkins, médico oficial de la Fórmula Uno, también lo notó raro, apesadumbrado, de mal ánimo. Incluso le dijo: ¿Por qué no nos retiramos Ayrton y nos vamos a disfrutar la vida? Ayrton le contestó que todavía no pensaba retirarse.

La carrera tuvo un comienzo accidentado. El Benetton del finlandés Jirki Jarvi Lehto, que partía desde el quinto lugar se quedó parado en su casillero de la grilla y fue embestido por el Lotus del portugués Pedro Lamy, que había largado desde el puesto 22. Afortunadamente no hubo lesiones que lamentar, en los pilotos, pero algunos elementos de los autos volaron a la tribuna, lesionando a una decena de espectadores. Esta incidencia obligó al ingreso del auto de seguridad para limpiar la pista.

El gran premio se reinició en la quinta vuelta, con Ayrton en el primer lugar, escoltado por el Benetton de Michael Schumacher.

El resto de la historia es bien conocido. Cuando iba liderando el gran premio, en el séptimo giro, al llegar a la curva de Tamburello se rompió la barra de dirección del Williams, provocando que Ayrton no pudiera tener el control del auto, yendo a estrellarse contra el muro a 300 km/h. La rueda delantera se desprendió por causa del impacto y un brazo de la suspensión se incrustó en el casco del piloto, provocándole las fatales lesiones. En el auto llevaba una bandera de Austria, porque en caso de ganar ese gran premio, en la vuelta de honor Ayrton quería hacer flamear el pabellón austríaco en homenaje a Ratzenberger, fallecido el día anterior.

Así fue el final de uno de los más grandes pilotos de todos los tiempos, cuyo recuerdo permanece imborrable hasta el día de hoy en millones de aficionados a lo largo y ancho de todo el mundo.

Así quedó el Williams de Ayrton luego del tremendo golpe. Foto: AFP.

Ayrton Senna debutó en la Fórmula Uno en 1984. Fue campeón del mundo en 1988, 1990 y 1991 con el equipo McLaren. Obtuvo 41 victorias, subió al podio 80 veces y logró 65 pole positions y 19 récords de vuelta. Su primera temporada la hizo con el equipo Toleman. Entre 1985 y 1987 corrió para Lotus. A partir de 1988 se incorporó a McLaren y en 1994 pasó a Williams.

Por si fuera poco, lo acontecido hasta ese momento en el fin de semana, luego del accidente de Ayrton el desarrollo del gran premio volvió a verse sacudido posteriormente por otro incidente, cuando al salir de boxes, se desprendió la rueda trasera derecha del Minardi de Michele Alboreto, la que había quedado mal ajustada. En su alocada carrera, la rueda lesionó a varios mecánicos de los equipos Ferrari y Lotus.

Un saldo que quedó de ese trágico fin de semana fue que a partir de ese momento se comenzó a trabajar con mayor énfasis en diversos aspectos de seguridad, tanto en los propios autos como en los sistemas de seguridad de los circuitos, lo que con el correr de los años ha permitido salvar la vida de muchos pilotos.

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