Seguramente muchos aficionados a la Fórmula Uno no lo saben, o no lo recuerdan, pero lo cierto es que Estados Unidos está unido al máximo campeonato mundial de monopostos desde el comienzo mismo de la actividad, porque ya en 1950, en el curso de la primera temporada, la tercera fecha del certamen fue la célebre carrera de las 500 Millas de Indianápolis, manteniéndose a la legendaria competencia estadounidense como fecha válida por el calendario del Campeonato Mundial de Fórmula Uno hasta el año 1960.
Claro que hay que saber la salvedad que, salvo en alguna excepcional ocasión, la carrera norteamericana no tuvo participación de los pilotos que habitualmente competían en la Fórmula Uno, por lo que su presencia en el calendario era prácticamente figurativa.
Esta situación fue cambiando sobre el final de la década de los años 50, con la aparición del primer auténtico Gran Premio de Estados Unidos, disputado en el autódromo de Sebring, un exaeródromo militar en el estado de Florida, que tuvo como ganador a Bruce McLaren con un Cooper-Climax en lo que fue la fecha final de la temporada.
Al año siguiente fue el autódromo californiano de Riverside el escenario del gran premio estadounidense, que, al igual que en la temporada anterior, marcó el final del campeonato, en ese caso con la victoria de Stirling Moss con un Lotus Climax.
A partir de 1961 el Campeonato Mundial de Fórmula Uno comenzó a disputar el Gran Premio de U.S.A. en el circuito de Watkins Glen, ubicado en el estado de Nueva York, circuito que fue sede de la competencia durante 20 años disputándose su última edición en 1980.
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Tras un receso, la Fórmula Uno volvió a Estados Unidos en 1984, para disputar dos competencias.
La primera tuvo como sede a la ciudad de Detroit, donde se disputó el Gran Premio de U.S.A. “East”, ganado por Nelson Piquet con un Brabham BMW.
La segunda carrera, el Gran Premio de los Estados Unidos, se desarrolló en Dallas y tuvo como vencedor a Keke Rosberg con un Williams Honda.
Luego de esta doble fecha en territorio estadounidense, la Fórmula Uno no volvió a Estados Unidos hasta el año 1989, teniendo como escenario al circuito urbano diagramado en las calles de Phoenix, en Arizona, donde se desarrollaron tres ediciones del gran premio, con un total dominio de McLaren Honda, con una victoria de Alain Prost y dos triunfos de Ayrton Senna.
Después de nueve años, en el año 2000, la Fórmula Uno volvió a disputar una competencia en territorio estadounidense, regresando al mítico autódromo de Indianápolis, pero en un circuito especialmente diagramado, denominado “Grand Prix”, el que utilizaba una curva y la recta principal del legendario óvalo. Allí Michael Schumacher logró cinco victorias y su coequipier en Ferrari, Rubens Barrichello, obtuvo un triunfo. También ganaron Mika Hakkinen y Lewis Hamilton, ambos con McLaren Mercedes. La última competencia en Indianápolis se disputó en 2007.
A partir del año 2012, el Gran Premio de Estados Unidos pasó a tener como escenario al Circuito de las Américas, ubicado en la ciudad de Austin, en el estado de Texas, autódromo que se mantiene actualmente como sede de la competencia.
El autódromo texano le ha sido muy propicio a Lewis Hamilton, porque ganó cinco de las siete ediciones que se llevan disputadas, siempre con Mercedes. Los otros ganadores en Austin fueron Sebastian Vettel en 2013 (con Red Bull) y Kimi Raikkonen el año pasado (con Ferrari).
Hamilton puede coronarse campeón este domingo, reiterando de esa manera su conquista del año 2015, cuando obtuvo su tercer título mundial en Austin.