Para la mayoría de los tifosi ferraristas, el desarrollo del Gran Premio de Australia fue casi decepcionante por la magra gestión de los rojos bólidos de Maranello, que fueron perdiendo un segundo por vuelta, terminando la carrera a casi un minuto del triunfador, Valtteri Bottas (Mercedes).
Los positivos resultados obtenidos por el equipo Ferrari en las pruebas libres previas al comienzo del Campeonato Mundial de Fórmula Uno, realizadas el mes pasado en el Circuito de Cataluña, llevaron a que una buena parte de los tifosi de la escudería de Maranello se entusiasmaran en demasía con respecto a lo que podría ocurrir en el estreno de la temporada que se celebró el domingo pasado en Australia, gran premio en el que Sebastian Vettel había sido el ganador con su Ferrari en las dos últimas ediciones.
Desde que los autos ingresaron a la pista el viernes, se notó claramente la supremacía de los Mercedes de Lewis Hamilton y Valtteri Bottas, tanto en los entrenamientos libres como en la clasificación, donde Vettel quedaba a 704/1000 del poleman Hamilton, con Bottas metido entre ambos como una cuña, encendiéndose las alarmas en la escudería.
Esa diferencia original en la clasificación, se fue reiterando en la carrera, donde los dos autos de Ferrari quedaron en cuarto y quinto lugar, con Vettel a 57.1 segundos y Leclerc a 58.2 del ganador Valtteri Bottas, perdiendo al final de la competencia, que tuvo una duración de 58 giros, un segundo por vuelta con respecto al Mercedes ganador.
Pero quizás lo peor del gran premio australiano en la interna de la escudería ferrarista no haya sido la magra gestión de los autos, algo que puede llegar a solucionarse y superarse en el correr de la temporada.
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Un motivo de honda preocupación fue la batalla que ya comenzó a desarrollarse entre el piloto estrella, Sebastian Vettel y su joven coquipier, Charles Leclerc.
Apenas iniciada la carrera, Leclerc intentó superar a Vettel, quien no dudó en cerrarle el paso, produciéndose un leve toque entre ambos autos, que pudo tener pésimas consecuencias. En las vueltas finales de la carrera, sabiendo que tenía un auto en mejores condiciones que su compañero de equipo, Leclerc pidió permiso a los boxes para superar a Vettel, pero el equipo se lo negó, por lo que finalmente el alemán se quedó con el cuarto lugar y el monegasco tuvo que conformarse con la quinta posición.
Quedó bien claro que Leclerc ya mostró que puede superar a Vettel. Si supo manejar mejor su ritmo de carrera y administrar más eficazmente la performance de sus neumáticos, en un elemento a su favor, en detrimento de Vettel.
Esta vez el joven monegasco fue obediente, acatando la orden del equipo que le impidió hacerlo.
Pero la duda queda instalada, con respecto a que, si en el futuro vuelve a reiterarse este tipo de situación, Leclerc acatará la orden de boxes o se dejará llevar por su impulso, superando a su compañero de equipo.
Y ese es otro motivo extra de preocupación para el futuro de la escudería.
Por algo, a fines de la pasada temporada, cuando se rumoreaba que Raikkonen iba a alejarse de Ferrari y que su lugar iba a ser ocupado por Leclerc, Vettel no dudó en mostrarse contrario a ese cambio, dejando en claro que prefería seguir teniendo como compañero de equipo al finlandés, en lugar de aceptar la llegada del joven monegasco.
