Cuando fue presentado el Tata Nano, todo parecía indicar que se trataba de un auto que iba a revolucionar al segmento de los “low cost”, los vehículos de bajo costo y mínimo consumo.
Este auténtico mini auto, diseñado y fabricado en India, fue lanzado al mercado con la consigna de ser el de más bajo costo a nivel mundial, disponiendo además de un aceptable equipamiento. Los planes de expansión de la empresa indicaban que estaba prevista su exportación a varios mercados. Era un auto verdaderamente chico, de apenas 3.10 metros de largo, con una carrocería monocuerpo con cinco puertas, capacidad para cuatro pasajeros y estaba impulsado por un motor bi cilíndrico, ubicado en la parte trasera, el cual tenía 625 cc., y erogaba poco más de 30 caballos de fuerza. Estaba calzado con ruedas de 12 pulgadas. El rendimiento era de unos 22 kilómetros por litro en tránsito urbano y de 25 en ruta, con una velocidad máxima de 110 kilómetros por hora.
Cuando el Tata Nano se puso a la venta en Nueva Delhi hace diez años, su precio al público era el equivalente a algo menos de US$ 2.000.- con lo cual se cumplía una de las promesas realizadas por sus creadores y pasaba a ser el auto cero kilómetro más barato del mundo.
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En cuanto al equipamiento, lógicamente que no se le podía exigir mucho, apenas lo básico.
Por supuesto que el Nano no llegaba a satisfacer ni siquiera los mínimos requerimientos en confort, porque no contaba con aire acondicionado, ni tampoco alza cristales eléctricos ni otros elementos de equipamiento habituales en otros modelos de su segmento.
Ya desde las primeras semanas, las ventas del Nano en India no tuvieron los niveles esperados, porque por el mismo precio los usuarios preferían adquirir autos usados con mayor equipamiento, confort y seguridad. Este elemento fue otro de los que le jugó en contra al proyecto, porque en los crash tests no logró obtener ni una estrella, sepultando de esa manera las esperanzas de exportarlo a exigentes mercados como el europeo y el japonés entre otros. En su primer año, (2009) se vendieron unas 70.000 unidades del Nano, algo que para algunos mercados puede ser un muy buen número, pero que en India, con ventas cercanas a los dos millones de vehículos en ese año, resultó prácticamente insignificante para un promocionado proyecto, que no arrancaba bien.
Además, la fábrica no pudo cumplir con los plazos previstos de producción, demorándose en forma notoria las entregas. Las mejoras que se le fueron incorporando, incrementaron notoriamente su precio, por lo que cada vez fue menos apetecido por los compradores. En los últimos meses del año pasado, la producción mensual del Nano era de unos pocos cientos de unidades, lo que llevó a que la empresa anunciara que para el año 2019 iba a dejar de producirlo. El mes pasado, solo se fabricó un vehículo, el cual seguramente pasará a la historia como el último de este frustrado proyecto, ya que la marca, discretamente, ha tomado la decisión de no producirlo más.