Nelson Vicente – Contacto: [email protected]
Habían pasado algunos minutos de las 11 de la mañana del domingo 29 de diciembre de 2013, cuando sonaron las alarmas en la estación de sky de Méribel, ubicada en los Alpes franceses.
El motivo: un esquiador se había caído cuando transitaba entre dos pistas, habiéndose salido, por su propia voluntad, de los bordes que estaban claramente señalizados.
Luego de rozar una roca que estaba oculta por la nieve, perdió el control y terminó impactando duramente contra otra roca, llegando a partir el casco protector debido a la gran violencia del golpe.
Debido a esa desafortunada incidencia, a partir de ese momento iba a comenzar la más dura etapa en la vida de Michael Schumacher. Una etapa en la que, al día de hoy, su verdadero estado de salud sigue siendo una auténtica incógnita.
El día del accidente, el séptuple campeón del mundo de Fórmula Uno iba acompañado por su hijo Mick, quien actualmente integra el equipo Mercedes de Fórmula Uno, y que en aquel momento tenía 14 años de edad.
El equipo de rescate de la montaña tuvo dificultades para evacuar a Schumacher debido a la complicada zona en la que se produjo el accidente. Según los informes primarios, Schumacher fue rescatado lúcido y la intención inicial era trasladarlo al hospital de la localidad de Moûtiers, pero como el estado de salud se fue agravando, con pérdida de conocimiento, se decidió cambiar el destino, para dirigirse directamente al Centro Hospitalario Universitario de Grenoble.
Allí fue operado de inmediato y el doctor Jean-François Payen, jefe de neurocirugía, emitía un primer parte médico: “Schumacher está en una situación muy crítica, su estado es muy grave y su pronóstico vital está en entredicho. Nuestro objetivo ha sido limitar el aumento de la presión intracraneal y que la oxigenación de su cerebro sea correcta”, terminaba explicando.
Al día siguiente se realizó otra operación, con la finalidad de tratar de drenar el gran edema que tenía en el cerebro. Así lo explicaba el Dr. Payén: “El paciente experimentó una leve mejoría de la presión intracraneal, los que nos llevó a realizar otra intervención sin asumir ningún riesgo. Mostró ciertos síntomas que eran relativamente estables y no había signos de empeoramiento de la situación inicial. Esta operación nos permitió tratar de una forma más eficaz la elevación de la presión intracraneal”.
El último parte médico del hospital de Grenoble informó: “Esa segunda operación duró dos horas y se drenó el hematoma ubicado en el lado izquierdo del cerebro, instalándose un dispositivo para hacer disminuir la presión intracraneal. La intervención tuvo cierta eficacia y ha permitido que a lo largo de la mañana se haya evacuado el hematoma de forma correcta y satisfactoria. No obstante, todavía hay muchas hemorragias cerebrales”, terminó comentando el jefe del servicio de neurocirugía del centro hospitalario de Grenoble.
A partir de ese momento ya no hubo más informes oficiales sobre el estado de salud del ex piloto y todo comenzó a manejarse a nivel familiar con un absoluto hermetismo, con su esposa Corinna cerrando las puertas a todo tipo de información o declaraciones.
Casi seis meses después, el 16 de junio de 2014, la familia dio a conocer un comunicado en el que se informaba escuetamente que Schumacher ya no estaba en coma y que había dejado el Centro Hospitalario Universitario de Grenoble, para continuar con su rehabilitación en un lugar privado.
Cuatro días después se supo que Schumi había sido ingresado al Hospital Vaudois de Lausana, en Suiza. Aunque no logró saberse con certeza cuál era el real estado de salud del alemán, se informó que el motivo del traslado fue, simplemente, para que pudiera estar más cerca de la casa familiar, lo que permitiría que los familiares pudieran tener un contacto más íntimo y directo en un establecimiento al que se había dotado de muy especiales medidas de seguridad para preservar la intimidad del paciente.
Finalmente, el 9 de setiembre, Sabine Kehm, quien había trabajado junto a Michael en su época de piloto y se había transformado en la portavoz de la familia, informó que Michael había sido trasladado a su propio domicilio, agregando: “Teniendo en cuenta las heridas que sufrió, ha habido progresos en las últimas semanas y meses. Sin embargo, todavía queda un largo y complicado camino por delante. Nos gustaría extender nuestra gratitud a todo el equipo de cuidados de Lausana por su competente trabajo. Pedimos que la privacidad de la familia de Michael continúe siendo respetada y que se eviten los rumores sobre su situación”.
Y justamente, hablando de rumores, en ese momento se generaron versiones que indicaban que se había realizado una importante inversión en la casa familiar de los Schumacher, en la localidad de Gland, con la finalidad de acondicionar un sector del edificio para la especial atención del ex piloto, señalándose, además, que se había contratado especialmente a un equipo de 15 profesionales, entre médicos, fisioterapeutas, enfermeras y asistentes, para que cuidaran de Michael 24 horas al día, durante los siete días de la semana.
A lo largo de las primeras semanas posteriores al accidente en Méribel, se supo que Schumacher había recibido las visitas de Ross Brawn, que fue su director deportivo en los equipos Benetton, Ferrari y Mercedes y del ex piloto brasileño Felipe Massa, su compañero de equipo en Ferrari, pero ambos dejaron de frecuentar el domicilio de los Schumacher por algún tiempo, según se dijo, a pedido de la familia.
Luego de varios años sin informaciones importantes, en setiembre de 2019 se supo que Schumacher había sido ingresado al Hospital Europeo Georges Pompidou de París para someterse a un tratamiento de células madre por parte del equipo de cirugía cardiovascular dirigido por el doctor Philippe Menasché.
El cardiólogo evadió realizar cualquier tipo de comentario con respecto al estado de salud de Schumi y lo único que pudo saberse fue que un enfermero había comentado que el ex piloto estaba consciente. Aunque sin poder confirmarlo totalmente, algunos medios de prensa europeos informaron que Schumacher ha sido ingresado algunas veces más en el Georges Pompidou, para continuar con el tratamiento.
Al año siguiente, en el mes de junio, Felipe Massa fue a visitar a Schumacher y al ser preguntado por la salud de su ex compañero de la Scuderia Ferrari comentó: “Todos sabemos que su situación no es fácil, está en una etapa difícil, pero debemos respetarlo, tal como lo he hecho yo con la familia. A ellos no les gusta divulgar ninguna información y yo no voy a hacerlo”, terminó declarando el paulista.
Quien ha estado en varias oportunidades de visita en la casa de Schumacher ha sido Jean Todt, que fue jefe de equipo de Ferrari en la época dorada del alemán. Incluso, el francés ha comentado que habían visto juntos algunos grandes premios de Fórmula Uno.
Luego de una de sus últimas visitas, Todt comentó: “Su vida ahora es totalmente diferente y está maravillosamente guiado por su esposa e hijos que lo protegen. He tenido el privilegio de compartir varios momentos con él. Eso es todo lo que tengo para decir. Desafortunadamente, el destino lo golpeó hace diez años y ya no es el Michael que conocimos en la Fórmula Uno”.
El diario alemán Bild publicó recientemente una noticia en la que informaba que, como parte del tratamiento que se le está realizando a Schumacher, se le habrían hecho escuchar los mensajes de radio que se producen en carrera entre los pilotos y sus equipos, como forma de tratar de estimularle los recuerdos de su época de piloto. La publicación germana también informó que, con la misma intención de potenciar sus recuerdos, en alguna oportunidad Schumacher había sido llevado a dar algunas vueltas en un auto deportivo.
Por otra parte, Bild también publicó un reportaje a Ralf, el hermano de Schumacher, quien también compitió en Fórmula Uno, ganando siete grandes premios.
Ralf comentó: “Michael no sólo es mi hermano. Cuando éramos niños, él también fue mi entrenador y mentor. Me enseñó literalmente todo sobre las carreras de karts. Claro que hay una diferencia de edad de siete años, pero él siempre estuvo a mi lado. Corrimos juntos, practicamos maniobras de adelantamiento y todo lo que importa en el automovilismo. Extraño al Michael de antaño. La vida es injusta de vez en cuando. Michael tuvo mucha suerte durante toda su vida. Pero luego ocurrió ese trágico accidente. Ha sido una experiencia significativa para mí pero, por supuesto, más aún para sus hijos. La vida a veces es injusta. Ese día trajo mucha mala suerte. Este destino ha cambiado a nuestra familia”, expresó.
Luego dijo: “Cuando veo a sus hijos Gina-Maria y Mick, mi corazón sonríe”.
Y terminó aclarando que él no interviene en las decisiones que toma la familia sobre Michael, expresando: “Si alguien de la familia busca mi consejo, ahí estoy, pero ellos siguen su propio camino”.
Con respecto a Corinna, la esposa de Schumacher se ha mantenido al margen de toda relación directa con la prensa, pero poco tiempo atrás decidió participar en un documental sobre la vida del káiser, el que se emitió en el año 2021, en el que comentó con respecto a lo acontecido en los Alpes franceses: “Él no quería ir a la nieve, sino a Dubai. Me dijo que la nieve no era ideal, que lo mejor sería ir a Dubai para hacer paracaidismo. Yo nunca culpé a Dios por lo que sucedió. El accidente fue realmente por mala suerte, toda la mala suerte que alguien podría tener en su vida”.
Luego agregó: “Siempre habíamos superado sus carreras de forma segura. Por eso estaba segura de que tenía algunos ángeles de la guarda que lo estaban vigilando. No sé si es solo una especie de muro protector que uno mismo levanta o si es porque es que de alguna manera nos volvemos ingenuos, pero simplemente nunca se me ocurrió que algo podría sucederle a Michael”.