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El Campeonato Mundial de Fórmula Uno llega este fin de semana al autódromo Hermanos Rodríguez de la Ciudad de México para la disputa de la fecha número 18 de su calendario.
Se trata de un circuito cuyo nombre recuerda y homenajea a dos de los más destacados pilotos que ha tenido el automovilismo mexicano, Pedro y Ricardo Rodríguez de la Vega, ambos fallecidos muy jóvenes en accidentes de carreras.
Don Pedro Rodríguez Quijada fue un fanático de los deportes motorizados, pasión que transmitió a sus hijos, quienes desde muy pequeños comenzaron a participar en diversas competencias, primero en bicicleta y luego en motociclismo. Pero además, el acaudalado empresario azteca fue uno de los principales impulsores de la creación de un autódromo en la capital mexicana.
Con apenas 13 años, Pedro se consagró campeón mexicano de motociclismo y con el paso de los años, apoyado por la fortuna personal de su padre, se decidió a competir internacionalmente, debutando en 1957 en un circuito de Nassau, en Bahamas, con un Ferrari 500TR.
Ese fue el inicio de su actividad, con don Pedro comprando y alquilando autos (OSCA, Ferrari y Porsche, entre otros) para promover la campaña internacional de su hijo, que en 1958, con 18 años de edad debutó en el certamen mundial de Sportcars.
Ese año, Pedro quiso correr con su hermano Ricardo las 24 Horas de Le Mans, con un Ferrari, pero debido a que Ricardo solo tenía 16 años los organizadores no le permitieron participar, por lo que pedro tuvo como coequipier a Jean Behra.
En 1959 los hermanos Rodríguez se dieron el gusto y largaron en Le Mans a bordo de un OSCA Sport.
La temporada 1960 no fue buena para Pedro, pero en la Targa Florio terminó en tercer lugar junto a Ricardo. Al año siguiente su gestión fue más fructífera, logrando varios podios y victorias, reiterando los éxitos en 1962.
En 1963 Pedro llegó a la Fórmula Uno, disputando con Lotus los grandes premios de Estados Unidos y de México y continuando con su participación en las carreras de resistencia, actividad que se fue reiterando en las siguientes temporadas.
Ya en 1966 tuvo mayor participación en la Fórmula Uno y al año siguiente obtuvo, a bordo de un Cooper T81, su primera victoria, en el Gran Premio de Sudáfrica. Insólitamente, los organizadores no tenían ni la bandera ni el himno de México, por lo que a partir de esa carrera, Rodríguez iba a cada circuito con la bandera y un disco con el himno de su país. Además, históricamente, ese fue el último triunfo del equipo Cooper en la Fórmula Uno. Y su segunda victoria en la Fórmula Uno la obtuvo en Bélgica, en 1970, con BRM.
Su mayor éxito deportivo fue el triunfo en las 24 Horas de Le Mans de 1968, compartiendo la conducción de un Ford GT40 MK1 con el francés Lucien Bianchi.
Pedro Rodríguez falleció el 11 de julio de 1971, en un fatal accidente cuando disputaba con un Ferrari 512 del equipo de Herbert Müller, las 200 Millas de Norisring, en Nüremberg, Alemania.
Por su parte, Ricardo fue el tercer hijo de don Pedro Rodríguez y, al igual que su hermano mayor Pedro, desde niño se apasionó con las carreras, comenzando a competir en motociclismo, donde consiguió varios títulos, para luego saltar al automovilismo, incorporándose a las carreras de resistencia.
Ricardo debutó internacionalmente en 1957, ganando una carrera en Riverside con un Porsche y a partir de ahí tuvo un ascenso meteórico.
En 1960 fue segundo en Le Mans junto a André Pillette.
Sus destacados antecedentes le valieron la invitación de la Scudería Ferrari para incorporarse a la Fórmula Uno, debutando en el Gran Premio de Italia de 1961, cuando solo tenía 19 años y 208 días, marcando un récord en la categoría, que se mantuvo hasta el 26 de julio de 2009, cuando debutó el español Jaime Alguersuari.
De todas maneras, Ricardo quedó en la historia como el piloto más joven que corrió con Ferrari y el primer y único maxicano que integró el popular equipo de Maranello.
Para 1962 la escudería italiana le ofreció un programa a temporada completa, ocasión que el mexicano no desaprovechó con grandes actuaciones, como el segundo puesto logrado en Pau (fuera del campeonato) y otras destacadas gestiones, todo lo que permitía vaticinar que a la Fórmula Uno había llegado un piloto con notables condiciones, augurándole un exitoso futuro.
El autódromo Magdalena Mixhuca recibió por primera vez a la Fórmula Uno en noviembre de 1962 para una carrera que no fue válida por el campeonato del mundo, lo que motivó que el equipo Ferrari no concurriera. Esto obligó a Ricardo Rodríguez a buscar un auto para estar en la inauguración del autódromo. Autorizado por Ferrari, el azteca llegó a un acuerdo con el equipo de Rob Walker para manejar un Lotus 24 con motor Climax.
El 1° de noviembre, en la primera jornada de entrenamientos, Ricardo perdió el control del Lotus en la curva peraltada. El auto golpeó contra las vallas y el piloto salió despedido, falleciendo en forma instantánea y tiñendo de luto al nuevo circuito, del cual su propio padre había sido el principal impulsor.