Sin grandes rivales a la vista y como representante de la única marca presente oficialmente, el equipo Toyota se llevó por tercer año consecutivo la victoria en la emblemática competencia de las 24 Horas de Le Mans, que tuvo como escenario al circuito de La Sarthe, que este año, debido a la pandemia de coronavirus, se disputó este fin de semana, siendo la segunda edición que se ha desarrollado en este mes, luego de que en el año 1968 se hubiera tenido que aplazar por la situación política y social que se vivía en Francia. Además, por primera vez en la historia se disputó sin la presencia de público.
El suizo Sébastien Buemi, el japonés Kazuki Nakajima y el neozelandés Brendon Hartley, le dieron el tercer éxito a Toyota, en una carrera en la que el auto ganador, a pesar de haber tenido inconvenientes con el sistema de frenos, no perdió mucho terreno, contrariamente a lo que le aconteció al otro Toyota Hybrid TS050 tripulado por integrada por el británico Mike Conway, el japonés Kamui Kobayashi y el argentino José María “Pechito” López, que en horas de la madrugada, cuando lideraba la competencia, sufrió la rotura del turbo, lo cual lo radió de la lucha por la victoria, al estar casi media hora en boxes para reparar.
La tripulación del Rebellion R13-Gibson, integrada por el brasileño Bruno Senna, el francés Norman Nato y el estadounidense Gustavo Menezes, también se vio favorecida por la rotura del Toyota, ubicándose en el segundo escalón del podio, mientras que Conway, Kobayashi y López, tuvieron que conformarse con la tercera posición.
Esta fue la edición despedida para la categoría LMP1, que a partir de la próxima temporada será sustituida por la nueva de los hypercars.
