El 21 de marzo de 1960 nacía en San Pablo Ayrton Senna Da Silva, quien iba a ser uno de los más destacados deportistas brasileños de todas las épocas y uno de los máximos ídolos del automovilismo deportivo mundial.
Hoy se cumplen 60 años del nacimiento de quien fue uno de los más grandes pilotos de Fórmula Uno de todos los tiempos, consagrándose tres veces campeón mundial, en 1988, en 1990 y en 1991, siempre integrando el equipo McLaren.
Desde muy pequeño “Beco” (como lo llamaba su familia) mostró su gusto por conducir y su primer vehículo, a los cuatro años, fue un kart que le construyó su padre utilizando el motor de una cortadora de césped.
A los 13 años debutó oficialmente en el karting y no demoró en destacarse a nivel local, mientras que en 1977 lograba el Campeonato Sudamericano de Karting en Uruguay, en el kartódromo de San José.
En 1981 Ayrton se fue a Europa, ganando en Inglaterra, el campeonato de Fórmula Ford 1600. Al año siguiente se coronó en el campeonato británico de Fórmula Ford 2000 y también en el Europeo.
En 1983 siguió cosechando títulos, ganando el certamen británico de Fórmula 3, logrando también la victoria en el famoso Grand Prix de F. 3 de Macao.
A partir del año siguiente, la historia ya comenzó a ser más conocida, con su debut en el Campeonato Mundial de Fórmula Uno a bordo de un Toleman. Ese año, en Mónaco subió por primera vez al podio, al ubicarse como escolta de Alain Prost, en una recordada carrera que culminó anticipadamente por las malas condiciones climáticas, dejando en claro que si hubiera durado una vuelta más, Ayrton hubiera quedado primero.
Es que correr bajo lluvia o con la pista mojada era uno de los detalles más destacados de sus notables dotes conductivas.
En 1985 el paulista fue contratado por el equipo Lotus. Ya en la segunda carrera de la temporada, disputada en Portugal, Ayrton lograba su primera victoria. Luego ganó en Bélgica y terminó el campeonato en cuarto lugar.
Al año siguiente, continuó en Lotus, obteniendo dos triunfos y culminando la temporada nuevamente en la cuarta posición.
En 1987 cerraría su relación con Lotus. Volvió a lograr dos victorias con el equipo inglés y quedó en el tercer lugar del campeonato.
En 1988 se integró a la escudería McLaren, con la que logró la primera victoria en el Gran Premio de San Marino. Luego sumó siete éxitos más para cerrar el año con la obtención de su primer título mundial.
Al año siguiente terminó el campeonato como escolta de su compañero de equipo Alain Prost, en un cierre de temporada sumamente polémico, con choque incluido entre ambos en la penúltima fecha disputada en Suzuka.
En 1990 fue tiempo de revancha para Ayrton, quien logró su segunda corona mundial, tras una durísima lucha con Prost, quien ese año competía con Ferrari.
Suzuka fue el escenario de la definición, en la que, choque mediante con el francés, Ayrton terminó obteniendo su segundo Campeonato del Mundo.
La temporada de 1991 se cerró exitosamente para Ayrton, que lograba su tercer título mundial, en este año tras una atractiva lucha con Nigel Mansell (Williams).
El año siguiente no fue de los mejores para Ayrton, quien a pesar de haber logrado tres victorias no pudo concretar una gran temporada por serias falencias del McLaren, terminando el campeonato en cuarto lugar.
Para 1993 la performance del McLaren mejoró con respecto a la temporada anterior. Ayrton obtuvo cinco victorias, pero no fueron suficientes para obtener el cuarto título mundial, terminando el campeonato en el segundo lugar, como escolta de su archienemigo Alain Prost.
Desilusionado con McLaren, en 1994 el brasileño se fue al equipo Williams, con el que sufrió dos abandonos en las dos primeras carreras de la temporada, en Brasil y en el Gran Premio del Pacífico disputado en el circuito de Aida, habiendo largado las dos carreras desde el primer lugar de la grilla.
El 1° de mayo Ayrton volvía a largar desde el primer lugar en el Gran Premio de San Marino disputado en el autódromo de Imola.
El paulista lideraba la carrera hasta que en la séptima vuelta la muerte lo esperaba emboscada en la curva de Tamburello. El Williams de Ayrton siguió de largo, golpeando contra el muro de contención a más de 200 kilómetros por hora. Un elemento de la suspensión que se desprendió del auto perforó el casco del paulista, provocándole la muerte inmediata. Algunas versiones indicaron que la salida de pista se produjo por la rotura de la columna de dirección del Williams, lo cual nunca fue reconocido por el equipo.
Así culminaba trágicamente la vida de quien fue uno de los mejores pilotos de todos los tiempos, sino el más grande de todos, al decir de muchos fanáticos de la Fórmula Uno en todo el mundo. Ese día, Ayrton llevaba en su auto la bandera de Austria. Si ganaba, tenía pensado rendirle un homenaje al piloto austríaco Roland Ratzenberger, quien había fallecido el día antes en un accidente, allí en el mismo circuito de Imola, a bordo de un Simtek Ford.
Ayrton fue un piloto con un talento y unas condiciones notables, veloz, agresivo, especialista en correr bajo la lluvia, con un espíritu indomable, una personalidad sumamente carismática, un auténtico ídolo mundial, que en Brasil llegó incluso a superar a muchos de los más destacados futbolistas norteños. Cuando Brasil se consagró campeón del mundo por cuarta vez en Estados Unidos en 1994, los jugadores le rindieron homenaje a Ayrton con una pancarta: “Senna… aceleramos juntos, el Tetra es nuestro”. Ayrton era fanático del club Corinthians.
Ese accidente en Imola cerró la exitosa trayectoria de Ayrton y dio paso a la leyenda.
Una trayectoria que dejó cifras realmente impresionantes en la Fórmula Uno.
Ayrton largó 162 grandes premios, obteniendo 41 victorias. Subió 80 veces al podio y largó desde el primer lugar de la grilla en 65 carreras, ganando 19 grandes premios luego de haber liderado de principio a fin.
Es el piloto más exitoso en el historial del Gran Premio de Mónaco, con seis victorias.
Desde el Gran Premio de España de 1988 hasta el Gran Premio de Estados Unidos en 1989 consiguió ocho pole positions consecutivas, mientras que en el Gran Premio de San Marino largó desde el primer lugar en ocho ediciones.