No cabe duda que el lugar de Alfa Romeo es la Fórmula 1, es la competición más pura, y una marca como esa se merece estar por muchos años.
“No estaría cien por ciento seguro de decir que volverá a los circuitos algún día, pero lo que sí puedo decir es que yo quiero ver a Alfa Romeo en la Fórmula Uno, sería algo que me agradaría.” Esta frase pertenece, ni más ni menos que a Sergio Marchionne, Director Ejecutivo de Fiat Chrysler Automobiles y CEO de Ferrari.
De hecho, Alfa Romeo es una de las marcas con más tradición automovilística y aunque no hay aún un auto propio corriendo en la Fórmula Uno, sí tiene presencia en como sponsor oficial de la Escudería Ferrari. Los monopostos del Cavallino Rampante llevan el mítico escudo de Alfa Romeo pintado en la carrocería y, además, tal como lo asegura la leyenda, el Quadrifoglio Verde (trébol de cuatro hojas) da buena suerte en las pistas.
El piloto alemán Sebastian Vettel pueda dar fe de ello, ya que lleva el Quadrifoglio en su buzo y sorprendió con una gran victoria en la primera fecha del certamen mundial de este año, el Gran Premio de Australia.
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Fabrizio Curci, responsable de Alfa Romeo en Europa, aseguró en una entrevista que la compañía italiana no entrará en la Fórmula Uno “todavía” pero que “Alfa Romeo siempre piensa en la competición, es nuestra naturaleza, lo que no sabemos es cuándo. De alguna manera, ya estamos en la Fórmula Uno porque patrocinamos a Ferrari, es una buena forma de enseñar, de nuevo, nuestro logo en los circuitos.” Ese ADN deportivo es algo que pocas marcas pueden mostrar. Al volante de un Alfa Romeo, Giuseppe Farina ganó la primera carrera de la historia del Campeonato Mundial de Fórmula Uno disputada en Silverstone en el mes de mayo de 1950, y ese año también se coronó campeón mundial.
Además, al año siguiente, al volante también de un Alfa Romeo, Juan Manuel Fangio consiguió el primero de sus cinco campeonatos mundiales.
Velocidad, competición y estilo italiano sirven para definir el espíritu de Alfa Romeo, dentro y fuera de las pistas.
