La 89ª edición de las 24 Horas de Le Mans tuvo como ganadores al argentino José María “Pechito” López, al japonés Kamui Kobayashi y al británico Mike Conway a bordo del Toyota GR10 Hybrid número 7, marcando de esa manera el cuarto éxito consecutivo de la marca japonesa, marcando además un hito porque se trató de la primera edición de la legendaria competencia para la categoría Hypercar, que sustituye a la LMP1, vigente hasta la edición anterior. Los ganadores completaron 371 vueltas al exigente circuito semipermanente, que tiene una extensión de 13.626 metros.
El equipo Toyota Gazoo Racing copó las dos primeras posiciones de la carrera, porque el segundo lugar fue para el suizo Sébastien Buemi, el neozelandés Brendon Hartley y el japonés Kazuki Nakajima, con el GR10 Hybrid número 8, que terminó a dos vueltas de los ganadores.
El tercer lugar lo ocupó el Alpine A480 de los franceses Nicolas Lapierre y Matthieu Vaxiviere y el brasileño André Negrao, que completaron cinco giros menos que los triunfadores.
Disputada en una fecha atípica por causa de la pandemia (lo habitual es que se realice en la primera quincena del mes de junio), por desarrollarse justamente el final de agosto, esta edición pudo contar con la presencia de unos 50.000 espectadores, al contrario de lo acontecido el año pasado, cuando tuvo que disputarse sin público.
La competencia tuvo un comienzo complicado por causa de la copiosa lluvia que cayó poco antes del inicio de la carrera. Pero cuando fue el momento de la largada, el aguacero amainó, aunque igualmente el circuito estaba totalmente mojado, por lo que en lugar de dar solamente una vuelta de formación, fueron tres las que se dieron detrás del auto de seguridad, para que los 61 pilotos pudieran conocer las condiciones de la pista.
De todas maneras, cuando se dio luz verde para el comienzo de la carrera, fueron varios los autos que tuvieron problemas de adherencia, provocando diversos inconvenientes. Entre ellos estuvo el Toyota número 8, que se vio involucrado en dos incidencias en la primera vuelta de competencia, perdiendo bastante tiempo cuando era conducido por Buemi.
De todas maneras, desde la previa ya se sabía que la lucha por la victoria iba a estar centralizada entre los dos autos del Toyota Gazoo Racing, tal como se fue dando a medida que iba transcurriendo el tiempo de competencia. Además de las incidencias de la vuelta inicial, el Toyota de Buemi, Hartley y Nakajima tuvo problemas con una persistente falla en el sistema de combustible, que mermó su rendimiento, quitándole posibilidades de pelear por la vanguardia con sus compañeros de equipo.
