Desde que Max Verstappen (Red Bull) se apoderó del liderazgo del Gran Premio de Azerbaiyán de Fórmula Uno, disputado ayer domingo en el circuito urbano de Bakú, la competencia comenzó a tener un desarrollo anodino, producto del gran dominio que comenzó a ejercer el holandés, quien, sin rivales a la vista, escoltado por su compañero de equipo Serio Pérez, se iba tranquila y merecidamente rumbo a su segunda victoria consecutiva.
Pero no todo iba a terminar tal como parecía darse en favor del holandés. Faltando cuatro vueltas explotó el neumático trasero izquierdo del Red Bull, el que, sin control, terminó chocando contra el muro, provocando el inmediato abandono de Max.
De tener el gran premio totalmente controlado y estar camino a la victoria, el holandés se quedó con las manos vacías cuando podría haber aumentado su ventaja al frente del campeonato, porque su escolta en el certamen, Lewis Hamilton (Mercedes) venía ubicado en el tercer lugar.
“En ningún momento sentí que algo pudiera estar mal en el auto”, comenzó diciendo Verstappen, quien luego agregó: “El neumático trasero izquierdo explotó de repente en plena recta y me fui contra las protecciones. Fue algo muy frustrante. Parecía que tenía todo bajo control y perder tantos puntos de esa manera es una gran pena. Por suerte hemos tenido suerte que Hamilton no pudiera sumar puntos, no supe lo que le pasó, porque estaba en el centro médico. Y por supuesto que me hubiera gustado seguir aumentando mi ventaja en el campeonato”, terminó expresando un muy apesadumbrado Verstappen.
A tal punto llegaron la bronca y la frustración del piloto holandés, que apenas se bajó del auto la emprendió a patadas contra el neumático roto.
A pesar de su infortunio, Verstappen sigue ubicado en la vanguardia del Campeonato Mundial de Fórmula Uno, con 105 puntos, escoltado, a cuatro unidades por Lewis Hamilton.
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