Al comienzo de la década de 1960, el neozelandés Bruce McLaren era uno de los pilotos más destacados de la Fórmula Uno, compitiendo para el equipo Cooper. Un tanto desilusionado con la escudería, en 1963 decidió formar el Bruce McLaren Motor Racing, equipo con el que debutó en el Gran Premio de Mónaco de 1966, con su primera creación, el McLaren M2, logrando su primera victoria en el Gran Premio de Bélgica de 1968.
A partir de ese momento, comenzó a desarrollarse una exitosa gestión, que llevó al McLaren F1 Team a convertirse en uno de los equipos más destacados de la categoría, contando hasta el momento con ocho campeonatos mundiales de constructores y 12 de pilotos, con 182 triunfos y 486 podios, lo que le permite tener un sitio de honor en la Fórmula Uno, junto a los otros equipos más exitosos de la categoría, como Ferrari, Williams y Mercedes.
Sin dudas que su época dorada transcurrió entre los años 70 y 80. En 1974 Emerson Fittipaldi obtenía el primer título mundial para McLaren y dos años más tarde James Hunt le daba la segunda corona a la escudería de Woking, en ambos casos con motores Cosworth.
Entre 1984 y 1991 McLaren fue el gran protagonista de la Fórmula Uno, logrando la mayor parte de sus éxitos.
En 1984, ya con los motores TAG Porsche, Niki Lauda se consagró campeón y en los dos años siguientes el título quedó en poder de Alain Prost.
Con los motores Honda, llegó la gloriosa época, iniciada en 1988, cuando ganó 15 de las 16 carreras, quedando el campeonato en poder de Ayrton Senna. Al año siguiente se consagró Prost y en 1990 y 1991 el título quedó, nuevamente, en poder de Ayrton.
En 1996 se inició la alianza con Mercedes como proveedor de motores, pero hubo que esperar hasta 1998 para que Mika Hakkinen se calzara la corona, conquista que el finlandés repitió en 1999.
El absoluto dominio de Ferrari al inicio de este siglo eclipsó completamente a McLaren, que por momentos fue perdiendo competitividad y protagonismo, con serios problemas de fiabilidad, y por momentos recuperaba performance, pero sin poder llegar a coronarse.
En 2007 debutó Lewis Hamilton, en un año complicado para el equipo, que sufrió serios problemas internos entre el inglés y Fernando Alonso, además del recordado tema del espionaje a Ferrari.
Al año siguiente el joven piloto británico obtuvo su primer campeonato del mundo con McLaren-Mercedes, el último que el equipo ha obtenido hasta ahora.
En la década pasada, McLaren circuló demasiado en la montaña rusa, sin poder obtener grandes resultados. Hasta 2014 utilizó motores Mercedes y desde 2015 hasta 2017 volvió a los impulsores Honda, pasando en 2018 a utilizar las unidades de potencia Renault, hasta el año pasado.
Poco a poco la legendaria escudería fue recuperando protagonismo en los últimos años, pero le faltaba ese “algo más” que le permitiera reverdecer laureles.
El año pasado, el equipo hizo un gran campeonato, terminando en tercer lugar, detrás de los dos grandes protagonistas, Mercedes y Red Bull.
Y este año, con motores Mercedes, McLaren parece estar listo para ser protagonista.
Mucho tiene que ver su piloto Lando Norris, que debutó en 2019 y se ha ido afianzando claramente, hasta este destacado presente, que lo encuentra en el tercer lugar del campeonato.
El joven piloto inglés, que solamente tiene 21 años, fue campeón mundial de karting y en 2017 obtuvo el título de la Fórmula 3 Europea y fue vice campeón de la Fórmula 2 FIA en 2018.
Este año fue cuarto en Bahréin, tercero en Imola y arribó quinto en Portugal. Norris, demostrando sus cualidades, especialmente en Imola, donde concretó una notable gestión a lo largo de todo el fin de semana, subiendo al tercer escalón del podio. Esa fue la segunda vez que Lando estuvo en el podio de un gran premio. La primera fue el año pasado, en la carrera inaugural de la temporada, disputada en Austria. El inglés quedó en el tercer lugar, aunque en la pista había arribado en la cuarta posición, pero como Lewis Hamilton fue penalizado, Norris logró subir un puesto, además de haber obtenido el récord de vuelta en carrera.
Ahora, Lando Norris busca afianzarse definitivamente en el equipo, contando con un medio mecánico que le está permitiendo demostrar cabalmente sus grandes dotes conductivas.
