El Gran Premio de Bahréin marcó el regreso de Fernando Alonso al Campeonato Mundial de Fórmula Uno luego de dos años de ausencia.
El asturiano se mostró competitivo (dentro de lo competitivo que se puede esperar que sea el Alpine-Renault), clasificando en la novena posición. En carrera, Alonso fue planteando lucha a los McLaren, tratando de medir sus posibilidades. Luego de la primera parada en boxes para cambiar los neumáticos, el auto de Alonso comenzó a perder potencia, lo que en principio fue adjudicado a problemas eléctricos, quizás causados por la batería.
Pero lo peor se produjo luego de la segunda pasada por boxes. Los frenos traseros del Alpine-Renault comenzaron a tomar temperatura en forma inquietante, provocando serios inconvenientes que obligaron a que el asturiano tuviera que ingresar a boxes, abandonando la competencia.
Luego de revisar el auto, se detectó el origen del problema: el envoltorio de un sándwich se había metido en uno de los tubos de refrigeración del sistema de frenos, provocando el sobrecalentamiento, lo que finalmente motivó el abandono de Alonso.
Un hecho realmente insólito, que terminó estropeando el retorno del bi campeón del mundo a la máxima categoría.
