La vida de Diego Lamas siempre estuvo vinculada a los autos. Él contaba que sus primeras experiencias conduciendo un auto fueron a bordo de un Ford del año 1938. Su padre lo llevaba parado en el asiento y desde ahí Diego tomaba el volante.
Desde muy joven, a los 18 años de edad, comenzó a trabajar en Ford y uno de sus mayores éxitos fue gracias al Ford Mustang. El modelo, que había sido presentado en Detroit en 1963, llegó al mercado uruguayo y un año después el joven Lamas llegó a comercializar 14 Mustang en solamente dos meses.
Con el paso de los años se fue vinculando al automovilismo deportivo, concretando una destacada gestión en varias instituciones, llegando a ser presidente del Club Uruguayo de Rally e integrante de la Comisión Deportiva del Automóvil Club del Uruguay, a lo que se le sumó su aporte también al karting.
Su vinculación con el rally tuvo como resultado la creación del Trofeo Enrique Lamas al Honor Deportivo, el cual se entregó durante muchos años en la fiesta de clausura de actividades de la institución.
Diego Lamas también fue uno de los integrantes del primer padrón social de la Asociación de Periodistas Uruguayos del Motor (APUM).
Él siempre decía que la pasión por los autos la había heredado de su padre. Pero otra de sus grandes pasiones fue la música clásica, de la que era un verdadero apasionado, teniendo la herencia del gusto por la música de parte de su abuela y de su madre siendo, además, íntimo amigo del gran director Piero Gamba.
La náutica fue otra de las actividades que captaron su atención. Estuvo directamente vinculado durante mucho tiempo al Yacht Club Punta del Este, institución en la que fue jefe de prensa. Él fue uno de los principales protagonistas de la llegada de la Regata Whitbread a Uruguay. Y siempre recordaba con especial afecto y orgullo la cobertura que hizo para el diario El País, siguiendo la participación del Uruguay Natural en la Regata Whitbread, cubriendo la actividad en los distintos puertos.
Al periodismo se vinculó cuando ya tenía más de 40 años, iniciando su actividad en el diario La Mañana, hasta que don Carlos Scheck lo llevó a El País junto a Mario Uberti. Diego permaneció en El País como jefe de la página de automovilismo hasta el año 2005, siendo un referente absoluto en el tema. A lo largo de su dilatada trayectoria realizó una gran cantidad de coberturas en el exterior, cosechando el respeto y la amistad de sus colegas de diversos países.
Sin dudas que una de sus actividades más destacadas fue la televisación de la Fórmula Uno por Canal 4, actividad que también desarrolló en Canal 9 de Buenos Aires, también en compañía de Uberti.
Pero además, realizó una gran cantidad de programas de televisión sobre diversos temas, recordando especialmente el programa realizado con el barco Capitán Miranda en el marco de los festejos por los 200 años de Australia.
También su vuelo en el Concorde entre Londres y Nueva York formaba parte de sus recuerdos preferidos.
La actividad política no le fue ajena. Diego llegó a ser jefe de prensa de los candidatos del Partido Nacional Alberto Volonté y Juan Andrés Ramírez.
En los últimos años eran frecuentes sus visitas a la redacción de El País, donde podíamos entablar largas conversaciones sobre la historia del automóvil y del automovilismo, contando infinidad de anécdotas y haciendo gala de una memoria prodigiosa.
Hace pocos días Diego pasó a reunirse eternamente con grandes referentes del periodismo y con una gran cantidad de glorias del automovilismo, dos de los aspectos más destacados de su vida, dejando un gran ejemplo de dedicación, seriedad y responsabilidad, siendo un referente en su actividad.
