Tiempos de crisis son tiempos de cambios, tiempos de crecer para algunos, tiempos complicados para otros, tiempos de replantearse el futuro, aprovechar oportunidades, generar nuevas estrategias y planificar novedades y desarrollos para la nueva era de la humanidad.
Así lo han entendido los responsables de la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi, que han acometido una tarea de enorme trascendencia para el futuro del poderoso grupo automotor, con importantes cambios que afectan a diversos sectores.
Así lo ha informado personalmente el presidente de la Alianza, Jean-Dominique Senard, en el transcurso de la presentación del nuevo plan que involucra a las tres marcas.
Un plan que muchos observadores del sector automotor han calificado como histórico, porque es el primero realmente importante y trascendente que realiza la Alianza desde la salida de Carlos Ghosn, quien fue el gran propulsor de la unión de las tres empresas. En el año 2018 Ghosn fue arrestado en Japón, acusado de irregularidades financieras. En diciembre del año pasado se fugó, radicándose en Líbano. Así finalizó la era Ghosn dentro de la Alianza.
Ahora, sus sucesores tienen la difícil y complicada tarea de encarar los importantes y exigentes desafíos que presenta la nueva normalidad del mundo, con la finalidad de encarar de la mejor manera posible la severa crisis que afronta a nivel global la industria automotriz por causa de la pandemia de coronavirus. .
El programa conjunto a mediano plazo presentado por la Alianza ha marcado nuevos planes y esquemas de funcionamiento para cada una de las tres marcas, busca potenciar la competitividad y la rentabilidad de las compañías con nuevos proyectos y una marcada división de regiones, tratando de evitar de esa manera competencias innecesarias entre las propias marcas y, obviamente, entre los diferentes modelos.
En definitiva, el plan ideado ha recibido el nombre de “leader-follower” (líder-seguidor), con el que se intentará por parte de la Alianza colocar una sola marca de referencia en el mercado, evitando de esa manera molestas, inoportunas y costosas competencias entre las tres marcas.
En principio, de acuerdo a lo informado en la conferencia de prensa de la Alianza, han quedado claramente establecidas las regiones en las que cada marca será referencia.
Para Europa América del Sur, Rusia y África del Norte, la referente será Renault. Por su parte Nissan será la marca que liderará las acciones en Japón, América del Norte y China, mientras que la actividad de Mitsubishi estará centrada en la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN) y en Oceanía.
De esta manera, la Alianza intenta aprovechar al máximo las condiciones geográficas y la posición de liderazgo de cada una de las marcas en los diferentes mercados y en las distintas regiones.
Además, ya quedó establecido que se va a continuar trabajando en conjunto para estandarizar las plataformas para los diferentes modelos de las tres marcas, evitando de esa manera desarrollos paralelos dentro de un mismo segmento. Ese es uno de los pilares del plan “leader-follower”, por el cual una marca desarrollará un determinado modelo y luego las otras marcas se aprovecharán del desarrollo ya realizado, evitando de esa manera mayores y superfluas inversiones, provocando de esa manera un importante ahorro, el que se estima que podría llegar hasta un 40% en los nuevos modelos.
Voceros de la Alianza también indicaron que se espera que con la aplicación de este plan “líder-seguidor”, para el año 2025 el 50% de los modelos se desarrollen y fabriquen bajo esas nuevas condiciones.
Si bien ya han surgido algunas versiones en varios medios de prensa, todavía es incierto el futuro de la plantas de producción que la Alianza posee en América Latina.
Lo que sí ha quedado lamentablemente confirmado es el cierre de la factoría de Nissan en Barcelona, en la que trabajaban 3.000 funcionarios, mientras que otras 25.000 personas tenían empleos vinculados directa o indirectamente a la fábrica catalana.
