En los últimos tiempos, Pep Guardiola se ha ganado un lugar de privilegio entre los mejores directores técnicos del fútbol mundial, con exitosas gestiones dirigiendo a grandes equipos como el Barcelona de España, el Bayern Munich de Alemania y el Manchester City de Inglaterra.
El famoso entrenador catalán dirige en forma estupenda a sus equipos, pero al momento de conducir un auto, todo su talento y capacidad quedan en parte de lado. Noticias procedentes de Inglaterra, dan cuenta de la desafortunada gestión de Guardiola como conductor.
Ya desde que estaba en Cataluña, su talento para manejar un auto no era una de sus facetas más destacables. Pero parece que desde que está en Inglaterra, la situación se ha agudizado.
El mal desempeño de Guardiola atrás de un volante (de un auto, por supuesto) ha quedado de manifiesto con los cuatro autos que han sufrido grandes daños en manos del catalán, desde que llegó a Inglaterra en 2016.
Por sus manos han pasado un Mercedes-Benz GLE, valorado en 93 mil euros, un Range Rover diésel de 175 mil euros, un Bentley GTX700, edición especial Onyx, con un costo de 234 mil euros y un Mini Cooper de 35 mil euros.
Todos estos vehículos, a su tiempo, han sufrido las consecuencias de la “conducción técnica” del exitoso entrenador.
En el caso específico del Bentley, se trataba de un auto de edición limitada, equipado con un motor turboalimentado, que erogaba 700 caballos de potencia.
Por su parte, el Range Rover, tenía un motor a gasoil, pero Guardiola llenó el tanque con nafta.
Pol Ballús y Lu Martín, autores del libro “Pep’s City: The Making of a Superteam”, señalaron que “desde sus días en Barcelona Guardiola tiene la reputación de ser un conductor desventurado. Sus espejos retrovisores no sobreviven por mucho tiempo”, agregando además algunos de los otros inconvenientes que ha tenido el exitoso director técnico en su función de conductor de autos.
Por algo, en la actualidad el catalán suele utilizar un modelo más modesto, como es el Nissan Leaf, vehículo que, además, está más acorde con la onda ecológica.
Es evidente que Guardiola es más eficaz sentado en el banco de suplentes que atrás del volante de un auto.
