El piloto asturiano ganó por segunda vez consecutiva la emblemática competencia 24 Horas Le Mans, a bordo del Toyota TS050 Hybrid, consagrándose campeón del certamen Mundial de Resistencia junto a sus compañeros Sebastien Buemi y Kazuki Nakajima.
Fue una victoria dramática, porque el gran dominador del fin de semana en el circuito francés de La Sarthe fue el otro Toyota del equipo Gazoo Racing, tripulado por Kamui Kobayashi, Mike Conway y José María López.
El argentino “Pechito” López era quien tripulaba el Toyota en el último tramo de la competencia, dirigiéndose raudamente hacia el triunfo. Nada hacía prever que algo pudiera interponerse en el camino hacia la victoria.
Pero faltando menos de una hora para el final de la carrera, una pinchadura cuando estaba casi en la mita del extenso circuito, que tiene 13.629 metros de extensión, obligó al piloto argentino a enlentecer su ritmo, para de esa manera tratar de llegar a los boxes para cambiar el neumático.
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Cuando López estaba ingresando a boxes, ya había sido superado por el otro Toyota que en esos momentos era conducido por Nakajima.
Así se definió esta edición de la célebre competencia francesa, que fue un duelo entre los dos autos de Toyota, sin otros participantes que realmente pudieran poner en riesgo el dominio de los autos japoneses.
Para mayor desconsuelo de los tripulantes del Toyota número 7, Kobayashi, Comway y López, el equipo cometió un grosero error. Los sensores enviaron la alarma de que se estaba desinflando la rueda delantera derecha, pero la pinchadura se produjo en la rueda trasera. El equipo, de acuerdo a lo que detectaron los sensores, cambió la rueda equivocada y de esa manera complicaron la performance del auto, que terminó perdiendo el liderazgo y la carrera.
Al salir de boxes, “Pechito” López emprendió un furioso ataque, tratando de alcanzar a Nakajima, logrando descontar parte de la ventaja que le llevaba el japonés, pero faltando 15 minutos para el final, partió la orden desde boxes de mantener posiciones, por lo que el argentino sufrió una doble frustración.
Con la victoria obtenida, Alonso, Buemi y Nakajima cerraron con broche de oro su actuación en Le Mans, obteniendo el certamen mundial.
