El primer BMW eléctrico


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El primer BMW eléctrico

FOTO: Diariomotor

En la actualidad, la marca bávara ocupa un lugar de privilegio en la movilidad híbrida y eléctrica, con espectaculares modelos, entre los que se destacan netamente el i3 y el i8.

Pero, la historia de BMW con los autos eléctricos no se inició en el siglo XXI, sino que se remonta a unas cuantas décadas atrás.

Ya en el año 1969 los ingenieros de Munich comenzaban sus trabajos de investigación con respecto a las motorizaciones eléctricas, que en el futuro pudieran sustituir o complementar a los motores a combustión. Era algo bastante insólito por aquellos días, más tratándose de una marca que se distinguía por la potencia y performance de los motores de sus autos deportivos.

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El proyecto tuvo como inicio a un modelo de la Serie 02, el clásico 2002 al que se le sustituyó el motor original por uno eléctrico.

El 1602 Elektro Auto, tal era su denominación, estaba equipado con un motor Bosch que erogaba una potencia de 32 kW, unos 43 CV, la que se transmitía al eje trasero. La energía provenía de 16 baterías de 12 volts, marca Varta, con una capacidad conjunta de 12.6 kWh, las que pesaban en total unos 350 kilos y estaban ubicadas bajo el capot del auto, en el sitio donde originalmente iba el motor a combustión. El motor eléctrico se refrigeraba mediante un ventilador que estaba controlado por un termostato.

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Este inusual modelo demoraba ocho segundos en alcanzar los 50 kilómetros por hora con partida detenida y su velocidad máxima era de 100 kilómetros por hora. Viajando a una velocidad moderada, la autonomía de sus baterías permitía recorrer unos 60 kilómetros en ruta y unos 30 kilómetros en tránsito urbano.

La presentación estelar de este modelo se realizó durante los Juegos Olímpicos que se desarrollaron en Munich en el año 1972.

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Allí, haciendo valer su condición de local, la marca bávara puso a disposición de la organización dos prototipos eléctricos, los cuales fueron utilizados para diversos fines, como el traslado de autoridades deportivas y de miembros del comité organizador.

Su presencia más destacada fue acompañar, a lo largo de sus más de 42 kilómetros de recorrido, a la máxima competencia del atletismo: la maratón olímpica.

Así comenzaba la relación entre BMW y la electrificación de los automóviles, la cual hoy ha llegado al punto de que la compañía germana tiene su propia sub marca en ese segmento: BMW i.

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